Cuando alguien se bate entre la duda, los pesares y problemas; una promesa de mejoría puede significar mayor tranquilidad y sosiego ante la incertidumbre, pues se rehace la esperanza de salir de la crisis.
Desde finales de 2019, cuando comenzaron con la llamada “coyuntura” los molestos apagones in crescendo, el gobierno cubano realizó disímiles promesas al pueblo, en su gran mayoría olvidadas, ejecutadas por forcejeo estadístico o abiertamente incumplidas.
Recientemente, desde la televisión nacional el ministro de Energía y Minas en Cuba dijo, entre la divagación tradicional del discurso oficialista, que no lograron cumplir con menos apagones durante este verano, una promesa fabricada a inicios del 2024.
En el mismo espacio, las autoridades del Ministerio de Energía y Minas (Minem) lanzaron otra promesa al aire: en 2025 Cuba será capaz de tener su primer minuto de energía sin la necesidad de quemar combustibles fósiles de importación. ¿Qué significa esto?
El nuevo escenario esperanzador dibujado por los gobernantes de la Isla forma parte de una vieja proyección nacional, la de llegar al 2030 con un 24% de generación de energía eléctrica mediante fuentes renovables de energía.
En la Mayor de las Antillas la apuesta va por la energía solar, con la instalación de varios parques solares fotovoltaicos a lo largo y ancho del archipiélago.
El proyecto “ambicioso”, según palabras del Rosell Guerra Campaña, director de Energías Renovables del Minem, prevé la instalación de 92 de estos parques. Sin embargo, de momento, solo avanzan con la fase de acciones de construcción civil de 30 de ellos.
Aun así, Vicente de la O Levy, titular del Minem, expresó: “estamos convencidos de que, con el crecimiento de las fuentes renovables de energía, el crecimiento de Energás, y las reparaciones que estamos haciendo en las unidades térmicas, tendremos, en el 2025, al menos un minuto de generación sin consumir combustible importado”.
En estos momentos en Cuba existen instalados y en funcionamiento 77 parques solares fotovoltaicos, con baja capacidad de generación de apenas 286 megawatts (MW) en total, pero que logran disminuir el consumo de 80 000 toneladas de combustible al año.
Sin dudas el proyecto de los nuevos 92 parques es ambicioso, pues cada uno de ellos sería capaz de generar 22 MW de energía eléctrica, lo que en suma se traduce a más de 2000 MW diarios. Con una generación así sí pudiera cumplirse la promesa del primer minuto verde, o minuto donde el Sistema Electroenergético Nacional se abastezca de energías limpias, sin la quema de combustibles fósiles de importación.
Pero hasta ahora el avance es lento para una aspiración tan grande. En Mayabeque, La Habana, Pinar del Río, Sancti Spíritus, Las Tunas y Guantánamo apenas trabajan en la instalación de un parque por provincia. Ya en Artemisa y Camagüey preparan dos.
Provincias del centro y oriente del país llevan la delantera en la instalación de estas fuentes de energías limpias. Tal es el caso de Villa Clara y Cienfuegos, con la ejecución de tres parques; y Holguín y Granma que laboran en la ejecución de cuatro de ellos.
Otra pequeña promesa fue lanzada por el director de Energías Renovables del Minem, quien asegura que para el cierre de 2024 concluirán con la instalación de diez de estos parques solares fotovoltaicos, para una generación eléctrica de 220 MW.
Si ciertamente 220 MW no resolverán el problema energético nacional, al menos lo aliviarán, pues se acerca, en promedio, al déficit sostenido por las centrales de generación distribuida y su escasez de combustibles.
Toda mejora será bienvenida por un pueblo sucumbido en una crisis multifactorial. Pero la pregunta sigue siendo, ¿cumplirán las promesas?
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