Desde hace varias décadas la economía cubana va en descenso, enfrentando altas y bajas constantemente. Con el llamado “Período Especial” de la década de los noventa, el país estuvo en cero en muchos indicadores.
Luego vino una gradual mejoría, pero seguían dependiendo mayormente de las importaciones, con bajos niveles de exportación y un salario que no cubría ni la mitad de las necesidades básicas de los trabajadores y sus familias.
Los cubanos vivieron después algunos años con cierta “estabilidad” en la economía nacional, aunque lejos de ser el país que sus habitantes necesitaban y aspiraban.
Con la COVID 19 la crisis económica cubana se agudizó y el bloqueo impuesto por Estados Unidos también carga una buena parte de la culpa, aunque a lo interno hay mucho que mejorar en la isla.
Aún no cierra el año y ya las autoridades cubanas de Economía y Planificación y Comercio Exterior informaron a medios de prensa que este 2024 no habrá crecimiento en los indicadores económicos del país.
En mayor medida se escudan en causas como las afectaciones ocasionadas por los huracanes Oscar y Rafael, el terremoto ocurrido en oriente y las afectaciones reiteradas al servicio eléctrico.
Los niveles productivos del país son muy bajos y la escasez de financiamiento y combustible, han incidido bastante en este estancamiento de la actividad económica de la mayor de las Antillas.
Un descenso en la prestación de servicios también afecta a los habitantes de la isla, quienes ven los precios de sus necesidades básicas cada vez más altos y sus salarios mensuales invariables.
El Producto Interno Bruto (PIB) ya venía estancado desde meses anteriores y el ministro de Economía y Planificación expresó que los daños de los recientes eventos naturales empeoraron la situación.
En 2023 el PIB tampoco tuvo crecimiento, mostrando una contracción de 1.9% . La causa principal para un mejor desarrollo de la isla sigue siendo el bloqueo de Estados Unidos y la inclusión de Cuba en la lista de países que promueven el terrorismo, informó el alto funcionario.
Más de 34 mil viviendas fueron afectadas con el paso de ambos huracanes y un terremoto, por oriente y occidente, así como unos 200 kilómetros de líneas eléctricas, ocho torres de alta tensión, 2 mil 449 transformadores y una cifra elevada de postes caídos.
En el sector agrícola se cuantifican más de 37 mil hectáreas dañadas, junto a unas 381 instalaciones dedicadas a esta actividad económica. Las cifras ascienden a más de 380 millones de pérdidas y aumenta el déficit de alimentos para la población.
El titular de Economía y Planificación precisó que aún son datos preliminares de los efectos causados por los dos huracanes y el terremoto.
Se suman a esas cifras más de 276 escuelas afectadas, 22 centros de salud, unos 605 postes de telecomunicaciones, almacenes, entidades de Comercio y cisternas de bombeo de agua.
El país está en plena etapa recuperativa en Guantánamo, Granma, La Habana, Artemisa, Mayabeque y Pinar del Río. Se hace de acuerdo a la disponibilidad de recursos internos y gracias a la cooperación internacional.
El ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera también puntualizó en los efectos del bloqueo norteamericano a la isla y agradeció a la Organización de Naciones Unidas (ONU) por todo el apoyo brindado.
También resaltó la valía de la colaboración internacional con movimientos de solidaridad, grupos de apoyo, aportes de cubanos residentes en el exterior y gobiernos hermanos.
Desde dentro del país también han sido muchas las muestras de solidaridad con los afectados por los fenómenos naturales. Se han recogido donativos de ropa, aseo, calzado, alimentos, útiles del hogar y aporte monetario para ayudar a los más necesitados.
Este 2024 la economía cubana tendrá un crecimiento nulo y eso se traduce en poco o ningún bienestar para los habitantes de la isla. Muchos optan por emigrar y los que no pueden o deciden quedarse solo ven retrocesos en su cotidianidad.
Las causas no son solo el bloqueo y los fenómenos naturales, desde dentro hay bastante que arreglar. Muchas tierras sin cultivar, planes productivos que no se cumplen, carencias de financiamiento y poca gestión gubernamental a todos los niveles de dirección, son algunos ejemplos palpables.
A ello se suma los altos grados de corrupción que son visibles en el país. La destitución del anterior ministro de Economía Alejandro Gil, del viceprimer ministro Jorge Luis Perdomo y la renuncia de algunos gobernadores provinciales, son solo una pequeña punta del iceberg.
Una economía en decadencia cerrará el año en Cuba, un mal augurio para los nacionales que aspiran un 2025 con alguna luz, aunque sea al final del túnel.
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