Cuba se enfrenta nuevamente a una alarmante crisis energética. A medida que se recupera de las afectaciones ocasionadas por el Huracán Rafael, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) ha reportado un marcado aumento en el déficit de generación de energía, lo que ha generado preocupación entre los ciudadanos y las autoridades.
La situación se ha vuelto más crítica desde el 13 de noviembre de 2024. Durante el día anterior, el servicio de electricidad se vio afectado durante las 24 horas debido a la capacidad de generación insuficiente. A las 6:40 p.m., coincidiendo con la máxima demanda, el déficit alcanzó un pico de 1279 megavatios (MW).
Las provincias más impactadas, que abarcan desde Matanzas hasta Guantánamo, sufrieron cortes prolongados, especialmente en horas nocturnas, lo que complicó aún más la vida diaria de los cubanos.
Según los reportes más recientes, a las 7:00 a.m. del 13 de noviembre, el SEN presentaba una disponibilidad de 1870 MW, frente a una demanda de 2410 MW. Esto resulta en 494 MW afectados por la falta de capacidad de generación.
Adicionalmente, se reportaron 199 MW fuera de servicio debido a averías en las redes eléctricas, provocadas también por el huracán. Las zonas más afectadas incluyen Pinar del Río, Artemisa, La Habana y Mayabeque, con Pinar del Río a la cabeza con 53 MW sin servicio.
El proceso de recuperación en las provincias ha mostrado resultados mixtos. La Habana, por ejemplo, ha alcanzado un 98% de recuperación, mientras que Mayabeque se sitúa en un 93%.
No obstante, Artemisa está lejos de la normalidad con apenas un 4.58% de restablecimiento en su servicio eléctrico. Este desbalance ha resultado en un clima de incertidumbre y descontento social.
Los técnicos informan que la situación se complica debido a las unidades de generación fuera de servicio. Actualmente, varias unidades de las centrales térmicas están en avería, incluyendo la Unidad 5 de la CTE Mariel, la Unidad 4 de la CTE Cienfuegos y la Unidad 2 de la CTE Felton.
Además, las limitaciones en la generación térmica son significativas, alcanzando 388 MW. A esto se suma un número considerable de centrales de generación distribuida que se encuentran inoperativas debido a la falta de combustible, sumando en total 180 MW afectados.
La previsión para la próxima hora pico es aún más desalentadora. Se estima que la disponibilidad de generación será de 1870 MW, pero la demanda máxima podría ascender hasta 3200 MW, lo que acentúa un déficit de aproximadamente 1330 MW. De continuar las condiciones actuales, se prevé que la afectación llegue a 1400 MW en el horario más crítico del día.
El panorama es preocupante para un país que depende en gran medida de su sistema eléctrico para sostener su economía y el bienestar de sus ciudadanos. La combinación de fenómenos naturales y un sistema energético ya debilitado agrava las dificultades.
Las autoridades eléctricas deberán actuar de manera eficiente y transparente para abordar esta emergencia energética y restaurar la confianza de la población en el suministro eléctrico.
El estado actual del SEN es un llamado de atención ante la necesidad de modernizar y optimizar la infraestructura eléctrica del país. La resiliencia del sistema y su capacidad de respuesta ante incidentes climáticos extremos son más necesarias que nunca.
La población cubana espera soluciones inmediatas que garanticen un acceso confiable a la energía eléctrica, pues cada día sin luz es un reto adicional en su vida cotidiana. El cubano reclama que se le priorice sus necesidades sobre los caprichos de otros sectores.
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