El sistema eléctrico de Cuba atraviesa una crisis profunda y continua. Los apagones recurrentes y prolongados afectan tanto a ciudadanos como a sectores clave de la economía. Aunque los cortes han sido parte de la realidad diaria durante meses, las últimas cifras revelan un escenario que sigue deteriorándose.
Indice
El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) enfrenta limitaciones críticas. Varias centrales termoeléctricas, pilar del suministro eléctrico, están fuera de servicio por averías. La unidad 2 de la CTE Felton y las unidades 3 y 6 de la CTE Renté se encuentran inoperativas.
Además, las tareas de mantenimiento en plantas clave, como las unidades 3 y 4 de la CTE Cienfuegos y la unidad 8 de la CTE Mariel, agravan la reducción de capacidad.
El problema no se limita a las termoeléctricas. La generación distribuida también está severamente afectada por la falta de combustible.
Actualmente, 53 centrales de este tipo están fuera de servicio, con una pérdida de 274 MW. Estas limitaciones estructurales colocan al SEN en una situación de precariedad constante.
Las consecuencias del déficit eléctrico son evidentes. Este 15 de diciembre, las interrupciones comenzaron a las 06:22 a.m. y alcanzaron su punto crítico a las 06:10 p.m., cuando el déficit llegó a 1.173 MW.
Estas interrupciones afectan especialmente a la zona centro-oriental del país, donde las altas transferencias de energía aumentan la inestabilidad del servicio.
La generación térmica, base del sistema eléctrico, enfrenta una capacidad limitada de 339 MW. Esto, combinado con las averías y el déficit de combustible en las plantas de generación distribuida, crea un círculo vicioso que dificulta la recuperación del sistema.
El SEN opera con márgenes extremadamente ajustados. La falta de inversiones sostenidas y la dependencia de un sistema técnico obsoleto agravan el problema.
Esta situación exige una respuesta integral que, hasta ahora, no parece estar cerca de materializarse.
El panorama para la noche de hoy es alarmante. Se espera que la demanda alcance un máximo de 3.050 MW, mientras que la capacidad disponible será de apenas 1.885 MW.
Esto generará un déficit de 1.165 MW, lo que provocará cortes generalizados que afectarán principalmente a las zonas con mayores necesidades de transferencia de energía.
La incapacidad del sistema para satisfacer la demanda en los horarios pico resalta la magnitud del problema.
Este déficit, que ya forma parte de la vida diaria de los cubanos, refleja cuánto necesita el sistema eléctrico un cambio profundo.
Más que cifras, se trata de la luz en los hogares, el frío en los alimentos y la tranquilidad en las noches. Se vuelve urgente buscar soluciones que devuelvan estabilidad y esperanza al día a día.
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