La llegada de los meses de verano y la creciente insalubridad en las comunidades de Santiago de Cuba crean el escenario ideal para la propagación de enfermedades producidas por la picadura del mosquito, a tal punto que ya constituyen una amenaza para los sistemas de salud. ¿Qué pasa en esta provincia del oriente cubano para que proliferen los mosquitos?
Santiago de Cuba fue la primera provincia del país en reportar casos de personas infectadas con el virus de Oropouche, en el municipio de Songo La Maya y en la propia ciudad cabecera de Santiago de Cuba.
Pasadas poco más de dos semanas, a las preocupaciones de los santiagueros se suma la del dengue, una enfermedad nada novedosa para el cubano, pero con terribles efectos sobre la salud.
De acuerdo con Alfredo Cintra Guerra, jefe del departamento provincial de Vigilancia y lucha antivectorial en la provincia, existe una alerta epidemiológica en los municipios de Mella, Contramaestre, Palma Soriano, San Luis y el mencionado municipio cabecera.
Las lluvias de verano constituyen un agravante para la producción de focos de mosquitos Aedes aegypti (agente de contagio con dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla) y el Culicidae (agente transmisor del virus de Oropouche), pero la realidad es que en el oriente de la Isla llueve muy poco actualmente. Entonces, ¿Qué sucede?
En la propia ciudad de Santiago de Cuba, la segunda en importancia del país y para la que se destinan más recursos en comparación a otras localidades de la provincia, presenta un deplorable estado higiénico-sanitario.
Los contenedores de basura son escasos; el sistema de recogida de desechos, deficiente, y en cualquier esquina se pueden encontrar micros y macrovertederos como entornos ideales para el crecimiento de las larvas. A ello se suma el mal estado de las tuberías de las aguas negras y grises, lo que ocasiona obstrucciones, desbordamientos e inundaciones de aguas contaminadas en espacios públicos.
Este escenario puede apreciarse desde el propio centro citadino hasta zonas más alejadas como Altamira, Flores, Chicharrones o el distrito José Martí. Un entorno propicio para la proliferación de vectores y roedores, estos últimos también con alto impacto en la salud humana, con la transmisión de enfermedades como la leptospirosis.
Aun cuando el novedoso virus de Oropouche se lleva todo el foco de la atención popular, las autoridades de salud pública advierten sobre el peligro creciente que representa el dengue, pues hasta el momento en el territorio se ha identificado la propagación de dos de sus serotipos.
La presencia de un par de serotipos del dengue logra desencadenar complicaciones severas en los casos de contagio, que pueden acabar con la vida de los pacientes, resalta Cintra Guerra.
Con un panorama tan complejo, las típicas acciones tomadas por las autoridades de salud pública, de conjunto al Partido y el Gobierno, resultan insuficientes.
Las autoridades alegan que se están desarrollando las fumigaciones y el control focal en las zonas reportadas con casos positivos a una de las dos enfermedades. En cambio, varios pobladores describen su realidad y cuentan que, aun cuando han padecido el dengue en tiempos recientes, no han ido a sus casas o barrios para desarrollar ninguna de estas actividades.
Tanto el virus de Oropouche como el dengue carecen de un tratamiento específico, por lo que se tratan sus síntomas. Los casos aumentan y los medicamentos escasean. Para los santiagueros se suma un pesar más a su cotidianidad: mantener la salud y la vida.
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