No es menos cierto que el índice de violencia en Cuba se ha agravado en los últimos tiempos dada la complejidad de la crisis económica que vive el país, y con ello el vandalismo social.
Varios medios digitales de prensa se han vuelto eco de una noticia que siembra la alarma en la población y evidencia la actual decadencia ciudadana: asaltos y robos en las cercanías del Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana.
El número de saqueos es cada vez más creciente, y aunque del tema solamente se habla de manera informal, es una realidad latente y desconcertante. Los timadores han encontrado como lugar idóneo para estos delitos, los alrededores de terminales aeroportuarias e incluso las áreas cercanas a embajadas o agencias consulares.
Fundamentalmente en las zonas aledañas a puntos en la carretera donde existen gasolineras o locales de gastronomía, es donde se concentran las bandas de ladrones que atacan a los viajeros para apoderarse de equipajes y mercancías.
La razón está en que se trata de puntos prácticamente obligatorios por la mayoría de personas, y lo que figura como “red perfecta” al ubicarse en sitios alejados del bullicio público y la frecuencia de personas.
Otro de los elementos alarmantes en toda esta situación, es que la gran mayoría de veces los asaltantes ejecutan robo con fuerza y robo con violencia, lo que puede desencadenar en mayores eventualidades que ponen en riesgo mortal la vida de las víctimas.
Resultan lamentables los peligros a los que se ven expuestos los viajeros hoy en día, y a lo que se añade la poca iluminación en las carreteras y el mal estado vial como contribuyentes a la inseguridad pública ciudadana, y la falta de vigilancia en zonas de riesgo para los transeúntes.
El incremento de la actividad delictiva y la criminalidad en el país es un hecho a voces, a pesar de que los medios oficiales de prensa y las instituciones públicas gubernamentales aseguren que no existe el aumento del vandalismo.
La Jefa del Departamento de Investigación de la Dirección de Procesos Penales de la Fiscalía General de Cuba, señaló recientemente que no ha existido una amplificación delictiva, pero la realidad evidencia lo que muchos desearían que fuera incierto: Cuba agudiza el índice de crímenes en comparación a años anteriores.
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