El 2025 comenzó con una novedad en el panorama comercial de La Habana: la apertura de un supermercado en pesos cubanos (CUP) conocido como el “mercado turco”.
Este establecimiento, ubicado en la concurrida intersección de Infanta y Carlos III, frente al hospital Pediátrico Pedro Borrás, ofrece productos importados, principalmente de Turquía.
A continuación, analizamos su impacto, ventajas y críticas en un contexto de crisis económica.
Indice
El mercado turco es un supermercado que ha captado la atención de la población por dos razones principales: la aceptación de pagos en pesos cubanos y la oferta de productos importados de Turquía.
En un entorno marcado por mercados en dólares o MLC (Moneda Libremente Convertible), esta modalidad se presenta como una excepción.
Aunque los precios de algunos productos son más bajos que en otros establecimientos estatales, esto no significa que sean accesibles para la mayoría de la población. Por ejemplo:
Estos precios, si se comparan con el ingreso promedio de un cubano, siguen siendo elevados.
Además, considerando el tipo de cambio no oficial, algunos productos pueden resultar más caros que en el mercado informal.
El mercado incluye una variedad interesante de productos, desde alimentos congelados y dulces hasta utensilios de cocina y artículos decorativos.
Sin embargo, la cantidad y variedad de productos no parecen ser suficientes para satisfacer la alta demanda, lo que genera largas colas y posibles desabastecimientos.
Aunque algunos de estos productos son novedosos, su utilidad y precios los convierten en bienes aspiracionales más que en necesidades esenciales.
A pesar de la aceptación de pesos cubanos, muchos cubanos consideran que el mercado no es inclusivo debido a los elevados precios.
Además, la gestión del supermercado ha generado dudas. Aunque no está claro quién lo administra, se presume que está vinculado al conglomerado militar GAESA, conocido por manejar gran parte del comercio minorista en Cuba.
El episodio en el que un youtuber fue expulsado del mercado mientras grababa también alimenta las sospechas sobre la falta de transparencia en su operación.
El mercado refuerza la dependencia de las importaciones, en este caso provenientes de Turquía, en lugar de fomentar la producción local.
Esto plantea interrogantes sobre su sostenibilidad y su capacidad para contribuir a una solución duradera a la crisis económica cubana.
El mercado turco en La Habana es una propuesta diferente dentro del panorama comercial cubano.
Sin embargo, su impacto real parece limitado por los altos precios, la falta de accesibilidad para gran parte de la población y su dependencia de productos importados.
Aunque representa un alivio parcial para algunos consumidores, no aborda las raíces estructurales de la crisis económica que enfrenta la isla.
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