¿Se protegen los ecosistemas costeros en Cuba? ¿Cómo se contaminaron los manglares en Trinidad? ¿Qué dice el CITMA de lo sucedido? ¿El Hotel Meliá Trinidad Península se hará responsable de sus daños? En este artículo de D-Cuba traemos todos los detalles para ti.
Buena parte del valor del turismo en Cuba se basa en la naturaleza, en las bondades y bellezas que la geografía de la isla caribeña tiene para ofrecer a los visitantes extranjeros.
En el caso del turismo de sol y playa, el tesoro lo encuentran en las costas, en las playas casi vírgenes, de aguas claras y arena dorada. Pero ese “producto” natural depende en gran medida de la gestión ecosistémica que sobre él se realice, y no siempre es muy buena la gestión.
Recientemente, autoridades del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (CITMA) hizo sonar las alarmas ante una violación de un hotel en Trinidad.
Se trata del Hotel Meliá Trinidad Península, desde el cual se vierten aguas albañales a una laguna de oxidación ubicada en la zona de Las Piñas, de manera ineficiente. La obra lleva apenas un año de explotación, luego de ser ejecutada por la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos, dirección que ya está al tanto de lo sucedido.
Los residuos salen de registros defectuosos de las aguas albañales, en el tramo del hotel a la laguna de oxidación. Del descubrimiento ya hace un mes, y aún no se toma una solución definitiva en el asunto.
El Meliá Trinidad Península se encuentra en la península de Ancón, uno de los ecosistemas costeros más importantes de Cuba, por la riqueza de la biodiversidad que lo habita y la importancia de sus manglares para la contención de la penetración del mar en tierra firme.
Los expertos de la Delegación Territorial de CITMA en Sancti Spíritus (provincia donde se encuentra Trinidad) advierten sobre el “impacto negativo en dicha vegetación costera, así como en la flora y fauna del entorno”.
Estos vertimientos pueden generar graves afectaciones en el ecosistema y dañar las poblaciones de jaibas, cangrejos, peces y aves acuáticas, así como a los mangles rojos, mangles prietos y otras especies autóctonas cubanas.
Los pobladores de la zona ya expresan su molestia sobre los olores desagradables generados por las aguas sucias. Desde la carretera que une al poblado de Casilda con las playas de la costa sur, los usuarios de la vía alcanzan a sentir la pestilencia desprendida desde los manglares, donde alguna vez fue salitre y brisa fresca.
Hasta el momento, los representantes del Hotel o de la cadena empresarial a la que pertenece no se han pronunciado al respecto. Mientras tanto, el CITMA continúa con su reclamo en pie durante más de un mes, del que ya se hacen eco las personas en las redes sociales.
Algunos usuarios cuestionan la inmunidad legal de la que disponen los hoteles y ciertos grupos empresariales en la Isla. Por ejemplo, en Cayo Santa María, en la provincia de Villa Clara, es conocido del acceso limitado que tienen las personas a sus playas, incluso los investigadores y científicos de instituciones como el CITMA.
El CITMA, se supone que sea la máxima autoridad en Cuba para regular y controlar el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales; sin embargo, ante algunas instancias debe pedir permisos y dar explicaciones de sus propósitos antes de intervenir, y en otros se desatienden sus alarmas.
Más allá de los vericuetos institucionales cubanos, la situación con los manglares en Ancón, preocupa. El mar se encuentra apenas a 12 kilómetros de la histórica ciudad de Trinidad, y si no se interviene pronto la situación, con un enfoque ecosistémico, traerá grandes complicaciones para la urbe.
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