Como mismo anunciaron apagones para los meses entre septiembre y noviembre de 2023, para tener menos afectaciones en fin de año; lo hicieron en el primer trimestre de 2024, para asegurar mayor cobertura eléctrica en los meses de este verano.
Según lo informaron a inicios de año las autoridades del Ministerio de Energía y Minas (Minem), las termoeléctricas del país serían sometidas a un grupo importante de reparaciones y, en consecuencia, a salidas del Sistema Electroenergético Nacional, con la finalidad de disponer de más capacidad de generación en los meses más calurosos del año.
A los cubanos que residen en la Isla nadie tiene que venir a decirle si se cumplieron o no las promesas, pues vivieron y sufrieron intensos apagones durante julio y agosto, sobre todo los residentes de provincias centrales y orientales, como Villa Clara y Holguín, por solo mencionar a dos de las más afectadas.
Pero aun así, al finalizar agosto, el titular del Minem, Ing. Vicente de la O Levy, tuvo la decencia de comparecer en televisión nacional para exponer desde la perspectiva de su ministerio, todo lo acontecido en relación al SEN en lo que va de año.
Según el ministro, para los meses comprendidos entre enero y junio se previó una afectación en promedio de cuatro horas de apagón, en relación a todos los clientes de la Empresa Eléctrica.
O Levy asegura que se cumplió con lo pactado, al menos cuando las afectaciones iban relacionadas con las salidas del SEN de las termoeléctricas en reparación; no así con las situaciones contextuales que mes a mes sucedieron vinculadas con el déficit de combustibles para alimentar a las plantas de generación.
Si se toma en consideración lo anterior, el promedio de apagones en Cuba superó con creces las cuatro horas previstas, y más aún si se toma en cuenta que no todos los clientes de los servicios eléctricos son afectados con los molestos apagones, como es el caso de quienes residen en la gran parte de la capital cubana.
El ministro reconoció que, con estas carencias, unidas a las roturas imprevistas de las termoeléctricas, entre los meses de mayo y junio sucedieron cortes eléctricos de hasta 12 horas continuas.
Según el directivo del sector electroenergético en Cuba, para julio se detuvieron las reparaciones programadas y la capacidad de generación aumentó en un 10.6%, cifra muy discreta ante la alta y típica demanda de los meses más calientes del año.
En agosto, donde los termómetros registraron las temperaturas más altas hasta este momento de 2024, la situación se complejizó con salidas inesperadas del SEN de varias termoeléctricas de gran importancia, como la Felton, la Carlos Manuel de Céspedes y la Antonio Guiteras en los días finales del mes.
Afortunadamente, la rotura de la bomba hidráulica de alta presión de la Guiteras fue solucionada en apenas tres días. Además, este miércoles 4 de septiembre entraron al SEN la Carlos Manuel de Céspedes y las unidades 3 y 6 de la Rente, y se logró estabilizar la generación eléctrica en Ernesto Che Guevara, ubicada en Santa Cruz del Norte.
No obstante, los 50 años de explotación de las termoeléctricas cubanas les pasan factura, y limitan su capacidad de generación a menos 400 megawatts (MW). Solamente la rehabilitación de una caldera de la Unidad 2 de la Felton le cuesta al país 150 millones de dólares, en un contexto económico en el que se carecen de divisas hasta para pagar barcos con arroz.
A ello se une el déficit de generación por escasez de combustible. Con este motivo, a la altura del jueves 5 de septiembre, se encontraban fuera de servicio 49 centrales de generación distribuida, para un déficit de 363 MW.
Aunque las palabras del ministro procuraron ser optimistas y sí revelaron todo lo realizado durante este tiempo, lo cierto es que no muestran una salida a la crisis electroenergética cubana ni ninguna promesa cumplida.
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