Una sombra de incertidumbre se cierne sobre Cuba mientras la crisis energética alcanza nuevas profundidades. La Central Termoeléctrica Lidio Ramón Pérez, conocida como Felton, ha salido nuevamente del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) debido a una grave avería en su caldera.
Esta interrupción, la segunda en menos de un mes, ha exacerbado el ya crítico déficit de generación de energía en la isla, llevando los apagones a niveles sin precedentes.
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Una avería recurrente que genera más apagones
La unidad 1 de Felton, tras haber sido sometida a un largo mantenimiento previo al verano, ha vuelto a fallar, provocando un déficit de generación que, junto con otras plantas fuera de servicio, ha llevado al SEN a una situación insostenible.
El martes 20 de agosto, la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) reportó que la salida de servicio de esta planta, junto con la de la unidad 4 de la Termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes en Cienfuegos, ha contribuido a un déficit estimado de 940 MW en el horario pico nocturno, lo que implica apagones masivos en todo el país.
La situación se complica por falta de combustible
Además de las fallas técnicas, el país enfrenta una escasez crítica de combustible, lo que ha dejado fuera de operación a 44 centrales de generación distribuida, sumando otros 202 MW al déficit total.
Este panorama sombrío se ve agravado por la falta de una solución a corto plazo, ya que la infraestructura energética cubana, con más de 35 años de sobreexplotación, ha superado su ciclo de vida útil.
Impacto en la población y la economía
Los apagones no solo afectan a la vida cotidiana de los cubanos, que ya enfrentan cortes de energía de hasta 18 horas, sino que también tienen un impacto devastador en la economía nacional.
La falta de electricidad interfiere con la producción industrial, el comercio y los servicios básicos, empeorando una situación económica ya tensa debido a las sanciones internacionales y la falta de recursos.
¿Un futuro incierto?
Mientras tanto, la población se muestra cada vez más frustrada y desconfiada de las promesas oficiales de mejora. La falta de equidad en la distribución de los apagones, donde La Habana se ve menos afectada que el resto del país, ha intensificado el descontento.
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