La participación de Cuba en los Juegos Olímpicos de París 2024 ha dejado una marca histórica, pero no precisamente por su éxito. Con una delegación de solo 61 atletas, la más reducida en las últimas seis décadas, el país caribeño se ubicó en el puesto 32 del medallero, su peor desempeño desde Tokio 1964.
Este resultado, que refleja una preocupante decadencia en el rendimiento deportivo cubano, ha generado un debate intenso sobre las causas y el futuro del deporte en la isla.
Los pronósticos iniciales del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) eran optimistas. Se esperaba que Cuba obtuviera entre cuatro y cinco medallas de oro y se posicionara entre los 20 primeros países.
Sin embargo, la realidad fue muy distinta: solo se consiguieron dos medallas de oro, una de plata y seis de bronce. Este resultado es el más bajo en términos de oros desde 1968, cuando Cuba no logró ningún título olímpico.
Varios factores han contribuido a este descalabro. En primer lugar, la crisis económica que atraviesa Cuba ha afectado gravemente la preparación de los atletas.
La suspensión de eventos deportivos nacionales y la falta de recursos han mermado las capacidades de los deportistas. Además, la fuga de talentos, con más de 75 atletas abandonando delegaciones oficiales en 2023, ha debilitado significativamente el equipo cubano.
El INDER, a pesar de la evidente crisis, mantuvo un discurso triunfalista, alimentado por la presión política. Sin embargo, las palabras no bastaron para ocultar la realidad: el deporte cubano enfrenta una decadencia sostenida, reflejada no solo en estos Juegos Olímpicos, sino también en los recientes Juegos Centroamericanos y del Caribe y los Juegos Panamericanos.
A pesar de todo, algunos atletas lograron destacar. Mijaín López hizo historia al conseguir su quinto oro olímpico en lucha grecorromana, consolidándose como una leyenda del deporte.
Erislandy Álvarez, en su debut olímpico, se coronó campeón en boxeo, aportando el segundo oro para Cuba. Sin embargo, el atletismo, que contaba con el mayor número de representantes, no logró ninguna medalla, marcando un fracaso significativo en una disciplina donde Cuba solía brillar.
Por otro lado, la delegación cubana expresó su orgullo por haber competido con dignidad y respeto, subrayando las limitaciones impuestas por el bloqueo económico y las condiciones adversas.
En su declaración oficial, destacaron el compromiso de los atletas con los valores revolucionarios, aunque reconocieron la insatisfacción por no alcanzar los objetivos planteados.
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