Inicio > actualidad > ¿Menos Apagones en 2025? La UNE Pronostica Bajo Déficit Energético
El año 2025 comienza con promesas de mejoras en el servicio eléctrico, pero la realidad golpea con fuerza. Aunque se han planteado avances, los apagones persisten.
¿Realmente habrá cambios significativos o seguiremos viviendo la incertidumbre energética? Analicemos las cifras y la situación actual del SEN para entender qué nos depara este año.
A pesar de las mejoras anunciadas, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) muestra signos de fragilidad estructural.
Según el informe de la Unión Nacional Eléctrica (UNE), la disponibilidad a las 7:00 am del 2 de enero era de 2120 MW, suficiente para cubrir una demanda de 1670 MW sin interrupciones.
Sin embargo, las condiciones cambian drásticamente en horas pico, donde el déficit podría alcanzar 500 MW.
¿Qué significa esto para la población? Afectaciones de hasta 570 MW, como las experimentadas en días anteriores. Esto impacta la vida diaria, desde tareas básicas hasta la productividad laboral.
Problemas que alimentan la crisis energética
Averías en plantas clave:
Plantas esenciales como Nuevitas, Felton y Santa Cruz presentan fallas críticas que las mantienen fuera de operación.
Unidades en mantenimiento prolongado:
Las unidades de Cienfuegos y Renté, necesarias para cubrir picos de demanda, siguen en revisión.
Falta de combustible:
48 centrales de generación distribuida están fuera de servicio, restando 209 MW de capacidad vital.
Restricciones en generación térmica:
Se registran limitaciones de 277 MW en plantas térmicas, agravando la situación.
A pesar de las promesas de mejora, estas problemáticas siguen siendo el talón de Aquiles del SEN. ¿Qué tan lejos estamos de una solución real?
El discurso oficial apunta a una reducción progresiva de los apagones gracias a inversiones y mantenimiento.
Sin embargo, los resultados aún parecen lejanos. Para esta noche, la UNE prevé la entrada de la Unidad 1 de Santa Cruz con 80 MW, un alivio temporal que no compensa el déficit general.
Los ciudadanos siguen siendo los más afectados. La incertidumbre energética obliga a planificar el día en función de las posibles interrupciones, limitando el bienestar y la productividad.
Las cifras de la UNE dibujan un panorama que, aunque estable en ciertos horarios, no logra disipar el fantasma de los apagones.
Las soluciones presentadas parecen temporales, mientras los problemas estructurales persisten. ¿Es justo pedir paciencia cuando la energía es una necesidad básica?
El inicio de 2025 no solo debería ser un punto de partida para solucionar estas fallas, sino una oportunidad para replantear las estrategias energéticas del país.
De lo contrario, el discurso de progreso quedará sepultado bajo las sombras de los apagones.
