El año 2023 ha sido un año marcado por una crisis migratoria hacia los Estados Unidos para los cubanos y tanto para ello como para los de muchos otros países las leyes restrictivas les dificultan el camino.
Las estadísticas informan que junto a los cubanos, cientos de miles de personas emprenden peligrosos recorridos para llegar a la frontera sur estadounidense y luego intentar el cruce para entregarse a la patrulla fronteriza.
Selvas, casas de seguridad, extorsiones, secuestros y hasta asesinatos suceden en un viaje que inicia en la Selva del Darién, pasa por Tapachula y llega a los puntos fronterizos estadounidenses.
Personas de todas las nacionalidades inimaginadas arriesgan su existencia por llegar a la nueva tierra prometida, que no los espera con los brazos abiertos, como muchos esperan.
Cerca de 2,5 millones de encuentros de migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México en el año fiscal 2023 fueron reportados por el Instituto de Política Migratoria.
De hecho, hasta agosto de este año, cerca de 12.697 cubanos ingresaron ilegalmente al país norteño, 6.760 por tierra y 5.937 ingresaron a ese país por vía marítima.
Y aunque los reportes de CBP informan sobre la disminución de encuentros en la frontera suroeste con migrantes irregulares a partir de esa fecha, todavía es bastante considerable.
Y así mismo como las estadísticas impresionan, también causan temor las restricciones que este año han ido imponiendo estados como Texas para impedir que el flujo migratorio continúe.
Desde el traslado de personas en autobuses a ciudades santuario hasta la instalación de barreras flotantes y alambrados de púa han llegado las disposiciones.
Y como si esto fuera poco el lunes pasado el gobernador del estado Greg Abbot firmó la SB4, una legislación que penaliza la inmigración ilegal.
De entrar en vigor en marzo de 2024 las autoridades locales podrán arrestar a los inmigrantes por cruzar la frontera y deportarlos a México, sea o no un nacional de ese país.
Los reincidentes enfrentarían condenas de hasta 20 años de prisión, pero pese a todo el flujo migratorio no se detiene.
En las últimas dos jornadas, por ejemplo, Texas ha procesado más de 10 mil migrantes y ante la cifra que no para de crecer Abbott sigue intentando poner fin a la crisis con regulaciones que ya muchos repudian.
La tan mal tratada y despreciada población migratoria es la que ha movido el crecimiento demográfico del país en los últimos años y constituye una fuente de trabajo importante de la economía estadounidense.
Cifras oficiales registran que 1,1 millones de habitantes en los Estados Unidos en este año provienen de la migración, el número más alto en 20 años.
Dentro del grupo de migrantes, los cubanos podrían ver cierta luz amparados bajo los “beneficios” diseñados para ellos como el Parole Humanitario, por el cual hasta agosto más de 40 mil nacionales entraron a ese país.
Lo que sucederá en 2024 todavía no puede saberse con exactitud, aunque las estimaciones apuntan a que nada impedirá la voluntad de quien desea mejorar sus condiciones de vida y con ello las cifras continuarán en ascenso probablemente.
Por lo pronto, 2023 casi concluye, constituye el de mayor crisis migratoria registrada jamás en la isla, aunque deja un amargo sabor a la comunidad migrante, que sigue esperando realizar el sueño de una vida mejor.
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