Aun cuando en Cuba existe una crisis demográfica marcada por el alto índice de migración, disminución de la población económicamente activa, el envejecimiento poblacional y la baja tasa de natalidad, un organismo internacional de las Naciones Unidas con sede en Cuba crea un amplio programa para disminuir los embarazos.
¿Por qué? Se trata de la oficina en La Habana del Fondo de Población de las Naciones Unidas (United Nations Population Fund, UNFPA). La entidad destina numerosos recursos para controlar los embarazos no deseados, pero un sector poblacional que convierte en loable su propuesta.
El UNFPA integra una estrategia intersectorial del país para la prevención del embarazo y la fecundidad en la adolescencia, pues, aunque Cuba aspira a aumentar el número de nacimientos, las madres adolescentes representan un riesgo para la salud de las menores, así como para los recién nacidos en su crianza y crecimiento, para las familias y la sociedad en general.
Recientemente, como parte de su compromiso con tal propósito, entregaron de 21 500 implantes de larga duración e insumos para su colocación, sobre todo en las provincias orientales. Los dispositivos intrauterinos (DIU) constituyen el método anticonceptivo reversible más utilizado alrededor del mundo (con al menos 160 millones de mujeres que lo emplean).
El donativo parte de la Oficina Regional de UNFPA “UNFPA América Latina y el Caribe”, con el apoyo de “UNFPA Supplies”, como una estrategia para contribuir a los esfuerzos regionales para la atención a tema tan delicado que involucra a las adolescencias.
En coordinación con el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) del Ministerio de Salud Pública de Cuba, se realizó la propuesta de distribución de los implantes e insumos recibidos a los 67 municipios del oriente cubano.
Las provincias que recibirán el donativo son las de Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo. En estas regiones existe un menor índice de desarrollo humano, menor formación en temas de salud sexual y una vetusta cultura social que lleva incluso al matrimonio adolescente, razones que mantienen niveles elevados de la Tasa Específica de Fecundidad en la adolescencia.
Ya desde 2023 las alarmas se habían disparado en Cuba con el incremento del embarazo adolescente. Si en 2022 el 17,8% de los embarazos era de este tipo, la cifra aumentó a un 19,7% en 2023.
La concepción en esta etapa de la vida de las mujeres estuvo relacionada en gran medida con las muertes de recién nacidos en Cuba, así como con las interrupciones de embarazos, una técnica invasiva que causa profundos daños en la salud reproductiva de las féminas.
En los países en vía de desarrollo como Cuba, las muertes de mujeres gestantes de entre 15 y 19 años duplica a los casos de mortalidad materna en el grupo de 20 a 34 años.
La pretensión del organismo internacional es que su acción tenga un efecto directo en la disminución del deseado indicador. Para garantizar que los DIU llegan a las personas más necesitadas, el UNFPA controlará la distribución mediante un instrumento de monitoreo que permitirá llevar los implantes a las jóvenes más vulnerables, según la información que aporte el PAMI en cada uno de los territorios.
El embarazo adolescente constituye una urgencia de salud pública, pero también un problema a lo interno de las familias o de esas jóvenes que muchas veces lo callan por temor al qué dirán hasta tomar las peores decisiones. Hay mucho de educación sexual por lograr todavía, y para el control de los nacimientos por madres adolescentes.
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