La Amargura de la Zafra Cubana: ¿Un Futuro Sin Azúcar en los Hogares?

La debacle de la industria azucarera en Cuba data de varias décadas atrás. Un país que llegó a ser una pequeña potencia mundial en la producción y comercio de ese producto, hoy no lograr satisfacer ni la demanda de la precaria canasta familiar normada.

Un slogan de antaño identificaba la isla como tierra de tabaco, ron, azúcar y café. Hoy la industria azucarera continúa en una crisis de la cual no encuentra salida: ingenios deteriorados, falta de piezas y recursos para reparaciones y mantenimientos, bajos rendimientos agrícolas, déficit de combustible, cortes eléctricos y otros problemas convierten los aplaudidos planes en justificadas derrotas.

En la actual contienda, iniciada en noviembre del año anterior, se presume de cierta eficiencia, pero lo cierto es que la producción real de la gramínea solo alcanza un escaso 21 por ciento, según expertos del Grupo AzCuba. 

Actualmente solo están moliendo cañas alrededor del 40 por ciento de los centrales planificados en el país y algunos que debían haberse incorporado a inicios de 2025 todavía están apagados. Si esos son los adelantos, no quisiéramos ver el final del filme.

A ello se suma que esos ingenios que tienen retrasos y los que no están funcionando representan el 75 por ciento del déficit que hoy muestra el sector azucarero. Aun así los directivos del sector en la isla afirman que han logrado duplicar los niveles productivos de la contienda anterior.

Lo único cierto es que en un país donde el azúcar era un producto que siempre sobraba en los hogares hoy es un reto inalcanzable para muchos bolsillos. 

Tomar un buen café, un jugo de frutas naturales o hacer los dulces que enseñan las abuelas es hoy un gusto que pocos cubanos pueden darse.

Proyecciones ¿dulces?

Un dato nada alentador es que en estos momentos la industria azucarera cubana solo cuenta con el 10 por ciento del financiamiento mínimo indispensable para la cosecha. Sin profundizar mucho en el tema es fácil deducir que el proceso productivo está en peligro y el azúcar de los hogares mucho más.

Otra situación agravante es la falta de combustibles y ahí no se avizoran muchas soluciones inmediatas, si no hay ni para dar servicio eléctrico a hogares y entidades estatales imagínese para moler caña.

Tampoco han recibido el oxígeno necesario para trabajar, debido a roturas en la planta que los abastece de ese producto y carencia de materia prima. 

La única conclusión en todo este asunto es que los centrales están cada vez más obsoletos, no hay con que repararlos, los planes de producción de caña no son suficientes y otra vez la zafra azucarera en Cuba será un compendio de justificaciones e incumplimientos.

De los salarios y las condiciones laborales de los trabajadores es mejor ni hablar, porque muchos solo siguen en esa industria por un salario para sobrevivir. 

El éxodo de técnicos, ingenieros y otros obreros calificados es notable en un ramo que viene en declive desde hace décadas.

Al paso que va esta historia Cuba jamás volverá a ser aquel país de caña y azúcar reconocida a nivel internacional y sus habitantes tendrán cada día un sabor más amargo en el largo camino de alcanzar un poco de azúcar para endulzar la vida.

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