La peligrosa ruta marítima entre Cuba y Estados Unidos sigue cobrando protagonismo en la crisis migratoria actual.
Recientemente, las autoridades estadounidenses devolvieron a 43 migrantes cubanos interceptados en el mar. ¿Qué factores alimentan esta migración y cuáles son las implicaciones de estas devoluciones?
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El grupo de 43 migrantes devueltos incluía 34 hombres, 7 mujeres y 2 menores, quienes habían intentado cruzar el Estrecho de la Florida en dos embarcaciones distintas.
Según informó el Ministerio del Interior de Cuba, los migrantes fueron repatriados al puerto de Orozco, en la provincia de Artemisa. Además, dos de ellos están bajo investigación por presuntos delitos cometidos antes de abandonar el país.
Esta devolución forma parte de un acuerdo bilateral entre Estados Unidos y Cuba que busca regular la migración marítima y garantizar que los migrantes interceptados sean devueltos a su país de origen.
El compromiso entre ambas naciones establece que todos los migrantes que lleguen por mar al territorio estadounidense sean devueltos.
Este protocolo tiene como objetivo desalentar las salidas ilegales, pero también pone de manifiesto las dificultades económicas y sociales que empujan a miles de cubanos a tomar riesgos extremos.
Desde abril de 2023, además de las devoluciones marítimas, se reanudaron vuelos de deportación para personas consideradas inadmisibles tras ser detenidas en la frontera con México.
Durante el año fiscal 2024, que concluyó en septiembre, más de 217,000 cubanos llegaron a Estados Unidos, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
La cifra refleja una tendencia creciente, con más de 860,000 migrantes cubanos ingresando al país en los últimos cuatro años.
En octubre de 2024, primer mes del año fiscal 2025, 8,261 cubanos fueron registrados en la frontera, lo que evidencia que el flujo migratorio se mantiene.
Por otro lado, desde principios de 2024, Cuba también ha recibido migrantes deportados desde Islas Caimán, Bahamas y República Dominicana.
La grave crisis económica en Cuba, caracterizada por la escasez de productos básicos, medicinas y combustibles, así como por cortes eléctricos frecuentes y una alta inflación, ha provocado un éxodo sin precedentes.
Las sanciones económicas de Estados Unidos, sumadas a las ineficiencias internas y la dolarización parcial de la economía, han intensificado la desesperación de la población.
La devolución de 43 migrantes es solo un episodio dentro de una crisis migratoria mucho más amplia.
Mientras no se aborden las raíces del problema en Cuba ni se implementen políticas migratorias más humanas, esta situación seguirá generando riesgos para la vida y estabilidad de miles de personas.
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