Un reality show en el que migrantes compiten para obtener la ciudadanía estadounidense: así de provocadora es la propuesta que está generando revuelo dentro y fuera de Estados Unidos.
El proyecto, vinculado a figuras cercanas a Donald Trump, ha sido considerado por algunos como una burla cruel, y por otros, como una forma alternativa de visibilizar el drama migratorio.
Lo que hasta hace poco parecía una idea de ciencia ficción, hoy está bajo estudio oficial del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Aunque todavía no hay una aprobación formal, la polémica está servida.
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El programa lleva el nombre tentativo de “The Contestant” y está siendo desarrollado por TRAX, una empresa de entretenimiento con vínculos con antiguos asesores del expresidente Trump.
Según reveló The New York Times, la propuesta fue presentada formalmente al DHS y contempla una serie de pruebas físicas, entrevistas y competencias de integración social entre migrantes.
El objetivo declarado sería seleccionar, entre un grupo de inmigrantes indocumentados, a quienes “más merecen” ser parte del sueño americano. El ganador obtendría la ciudadanía como premio.
El Departamento de Seguridad Nacional ha confirmado que recibió la propuesta, pero ha aclarado que aún no se ha tomado ninguna decisión al respecto. Una fuente cercana al DHS dijo a CNN que la idea está siendo evaluada bajo criterios éticos, legales y de seguridad nacional.
El solo hecho de que una agencia federal esté considerando esta posibilidad ha provocado críticas por parte de defensores de derechos humanos, organizaciones proinmigrantes y sectores del Congreso.
Las reacciones no se han hecho esperar. Para muchos activistas, este proyecto trivializa el sufrimiento de millones de personas que huyen de la violencia, la pobreza o la persecución en sus países de origen.
Organizaciones como la ACLU y RAICES han emitido comunicados rechazando el concepto, calificándolo como un espectáculo “deshumanizante” y que “convierte en entretenimiento el dolor migrante”.
Por su parte, algunos sectores conservadores y votantes republicanos han defendido la propuesta como una “solución creativa” que podría reducir la presión sobre el sistema migratorio estadounidense.
Aunque aún no hay detalles específicos sobre la nacionalidad de los participantes, se estima que cubanos, venezolanos, haitianos y centroamericanos estarían entre los potenciales candidatos.
La comunidad cubana en EE.UU., especialmente en estados como Florida, observa con escepticismo y preocupación esta iniciativa, que podría abrir un precedente controvertido en la política migratoria del país.
Además, expertos advierten que este tipo de programas pueden fomentar falsas esperanzas o incluso incentivar flujos migratorios irregulares, al crear la percepción de que la ciudadanía es un “premio alcanzable” a través de medios no convencionales.
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