El gobierno de Estados Unidos ha expandido su política de restricciones de visa para Cuba, apuntando ahora a individuos involucrados en el programa de exportación de mano de obra de la isla, especialmente aquellos vinculados a las misiones médicas cubanas en el extranjero.
La medida busca presionar al régimen cubano, en medio de denuncias sobre condiciones laborales coercitivas y la explotación de trabajadores cubanos en el exterior.
El Departamento de Estado de Estados Unidos, bajo la dirección de Mike Pompeo, ha declarado que la política ampliada se enfoca en los funcionarios del gobierno cubano actuales y pasados, así como en funcionarios de gobiernos extranjeros que estén directamente relacionados con el programa de trabajo forzoso cubano.
La medida también abarca a los familiares inmediatos de estas personas, afectando no solo a quienes toman decisiones dentro del gobierno cubano, sino también a aquellos que están involucrados en la organización y ejecución de las misiones de exportación de trabajadores, particularmente médicos, fuera del país.
La exportación de mano de obra cubana, que genera entre $6,000 y $8,000 millones anuales, representa una de las principales fuentes de ingresos en divisas para el régimen cubano.
Sin embargo, las condiciones de los trabajadores en estos programas han sido objeto de controversia. Los médicos y otros profesionales cubanos son enviados a países como Venezuela, donde se enfrentan a condiciones de trabajo estrictas y coercitivas.
Aquellos que abandonan sus misiones sin autorización son clasificados como “desertores”, lo que les impide regresar a Cuba durante un período de ocho años, además de separarlos de sus familias.
Además, los cubanos que permanecen fuera del país por más de 24 meses pierden su ciudadanía y propiedades. Este régimen ha afectado a decenas de miles de cubanos, y se estima que cerca de 5,000 menores fueron separados de sus padres en 2022 debido a estas políticas.
La situación ha generado preocupaciones a nivel internacional sobre el trabajo forzado y las violaciones de derechos humanos relacionadas con estos programas de exportación de mano de obra.
Esta expansión de la política de restricciones de visa se toma bajo la Sección 212(a)(3)(C) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de Estados Unidos, que permite a Washington imponer restricciones de visa a quienes están involucrados en la explotación o tráfico de seres humanos, incluidas prácticas de trabajo forzoso.
Impacto en la Relación entre Estados Unidos y Cuba
El impacto de esta nueva medida podría ser significativo tanto para la relación bilateral entre Estados Unidos y Cuba como para los países que reciben a los trabajadores cubanos.
Expertos apuntan que las sanciones podrían aumentar la presión sobre el gobierno cubano, dificultando aún más su acceso a las divisas generadas por las misiones médicas y otros programas de exportación de trabajo.
Al mismo tiempo, los países aliados de Cuba, como Venezuela, podrían verse afectados por estas restricciones.
La implementación de esta política podría aumentar las tensiones diplomáticas entre ambos países, especialmente en un contexto ya marcado por la competencia por el liderazgo en América Latina y el Caribe.
Sin embargo, la medida también subraya el compromiso de Estados Unidos con la lucha contra el trabajo forzoso a nivel global, y podría desencadenar una serie de reacciones dentro de la comunidad internacional, que ya ha expresado preocupación por la situación laboral de los trabajadores cubanos.
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