El reciente vuelo de deportación desde Estados Unidos a Cuba ha generado interés y debate tanto en la isla como en el extranjero. El pasado jueves 23 de mayo, un avión procedente de EE.UU. aterrizó en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana con 45 migrantes irregulares a bordo. Este evento marca una nueva fase en la dinámica migratoria entre ambos países y plantea varias preguntas sobre el futuro de las políticas migratorias.
Según el Ministerio del Interior de Cuba (MININT), con esta operación se han efectuado 42 devoluciones que involucran a 646 personas desde diferentes países de la región en lo que va del año. Esta cifra refleja un aumento significativo en el número de retornos, evidenciando una mayor colaboración entre Estados Unidos y Cuba en temas migratorios.
Los migrantes retornados incluyen tanto a aquellos que salieron ilegalmente de Cuba por mar como a quienes, tras salir legalmente por vía aérea, intentaron llegar a Estados Unidos a través de rutas irregulares.
En un evento relacionado, la Guardia Costera de Estados Unidos interceptó y repatrió recientemente a 31 balseros cubanos en el Estrecho de Florida. Estos migrantes fueron capturados en tres grupos no relacionados durante el pasado viernes y sábado, subrayando la persistente y peligrosa travesía que muchos cubanos siguen emprendiendo en busca de mejores oportunidades.
La actual crisis migratoria en Cuba, exacerbada por la situación económica y social en la isla, ha llevado a que cerca de medio millón de cubanos hayan ingresado a Estados Unidos en los últimos tres años. Para mitigar esta situación, la Administración Biden implementó un programa de parole humanitario que ha reducido significativamente el flujo migratorio. A principios de abril, se informó que más de 81.000 cubanos se habían beneficiado de este programa, con 79.000 ya ingresados en Estados Unidos.
Sin embargo, esta misma política ha resultado en un aumento de las deportaciones de aquellos cubanos que llegan ilegalmente al territorio estadounidense. Los vuelos de deportación, suspendidos desde diciembre de 2020, se reanudaron en abril de 2023 tras conversaciones bilaterales para abordar la crisis migratoria.
Este nuevo vuelo de deportación subraya la complejidad de la situación migratoria entre Estados Unidos y Cuba. Mientras que el programa de parole humanitario ofrece una vía legal para muchos migrantes, las deportaciones de aquellos que intentan ingresar ilegalmente continúan siendo una realidad.
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