Junto a la crisis económica y como resultado de la misma, Cuba enfrenta un fenómeno relacionado con los profesionales de diversas ramas.
Se trata del flujo creciente de profesionales de distintas especialidades que optan por salir de la isla o moverse hacia otras profesiones no relacionadas con sus estudios.
Incluso esta migración laboral en ocasiones alcanza puestos de menor calificación para aquellos que pasaron largos años en universidades, pero ahora la realidad lo impone.
El alza de los precios, la escasez de recursos, medicinas y otros artículos de primera necesidad imponen una disyuntiva en las cuales muchas de estas personas deben escoger entre varios caminos.
¿Ejerzo la profesión que siempre soñé a pesar del insuficiente salario? ¿Salgo de Cuba en busca de oportunidades lejos de mi familia? ¿Busco un trabajo no acorde a mi formación profesional, pero con mejor retribución monetaria?
Estas son solo algunas de las paradojas que forman parte de la cotidianidad del profesional cubano actualmente y que son avaladas por el Anuario 2022 de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Según la oficina existe una “leve pero sostenida disminución del por ciento de trabajadores estatales”, donde importantes sectores han mermado la presencia de expertos.
En este aspecto predominan los graduados superiores en Educación, Salud Pública y Asistencia Social, así como en la Ciencia e Innovación Tecnológica.
Las estadísticas muestran que en 2022 el sector estatal perdió a más de 3.000, 22.000 y 2.000 profesionales en esas ramas respectivamente al comparar lo sucedido en 2020.
Y al profundizar más atrás en el tiempo, Cuba tiene 12.065 médicos menos, 3.246 estomatólogos menos y 1.375 profesores universitarios menos desde 2021, momento en el que fue aprobada la Tarea Ordenamiento.
Otro instrumento que confirma lo anterior fue la Encuesta Nacional de Ocupación, realizada también por la ONEI en mayo pasado.
La encuesta reveló que en 2022 cerca de 6.860 profesionales no tenían empleo, aunque lo buscaban y en ese momento conformaban el 8.1 % del total de desocupados en el país.
Miles de cubanos emigran, entre ellos cientos de profesionales recién graduados y otros con vasta experiencia en los más insospechados campos.
Por tanto, la palabra leve, quizás no sería la conveniente para calificar el fenómeno y apreciar con tranquilidad otras resultantes del mismo, como la calidad de los servicios prestados y la sobrecarga de trabajo que deben asumir los que se quedan.
Quizás quedarse y acogerse al pluriempleo pueda ser una solución para algunos, pero la verdad es que muchos o no pueden o no quieren porque al final tampoco alcanza y optan por dejar la carrera a medias o abandonar lo que un día fue soñado.
Urgen medidas para revertir el fenómeno que lastra no solo a la arista profesional cubana, sino también a Cuba, debatida entre la crisis sin fondo y la continua pérdida de sus hijos.
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