Nuevamente las calles de la capital cubana sintieron a Hemingway caminar sobre ellas. Un grupo de 18 dobles del famoso escritor recorrieron sitios emblemáticos de La Habana que guardan estrecha relación con el.
Durante todo el fin de semana transitan por espacios donde “Papa”, como se le conocía por esos lares, dejó huellas históricas durante los años que residió en la isla.
Todos los dobles de Ernest Hemingway son de procedencia estadounidense y visten camisas tropicales con colores llamativos, medias altas, sandalias y bermudas. En sus rostros sobresalen barbas abundantes y de color blanco. Cada uno de ellos guarda un parecido notable con el “personaje original”.
En Cuba fueron recibidos con algunos aplausos durante su transitar por la capital, y no pocos los miraron con asombro ante su parecido con el afamado novelista.
Uno de los espacios que no podía faltar en el periplo era el bar El Floridita de la Habana Vieja, donde Hemingway disfrutaba con placer los tragos de Daiquirí.
Los 18 dobles del escritor también llegaron a la Finca Vigía para patrocinar un partido del beisbol, considerado como el deporte nacional de Cuba, entre niños de esa zona. La tradición la dejó el propio Ernest Hemingway durante los años que vivió en ese lugar.
La idea le surgió al escritor en el año 1939 para convocar a pequeños del barrio para que jugaran con su hijo Gregory, al que cariñosamente le llamaba Gigi.
No es la primera vez que un grupo de dobles del bardo recorren La Habana, unidos y convocados por la Hemingway Look-Alike Society desde, surgida en 2019.
Durante su estancia en Cuba también comparten juguetes, medicamentos y regalos con niños y jóvenes del sitio donde está ubicada la Finca Vigía.
El Hotel Ambos Mundos, donde vivió Hemingway durante algunos años, acogió a los 18 “clones” del escritor durante este fin de semana. Muy cerca de ahí está El Floridita y la Bodeguita del Medio, en este último sitio degustaba siempre que podía el Mojito cubano.
Entre sus obras más populares resalta El viejo y el mar, que narra la historia de un pescador residente en la zona de Cojímar. Este texto fue llevado al cine en el año 1958.
Este pueblo de pescadores no podía faltar en el paso de los visitantes por la capital de la mayor de las Antillas. En su muelle Hemingway guardaba su yate Pilar y hasta hoy es un emblemático sitio que le recuerda.
Cuando ganó el Premio Nobel de Literatura en 1954 la dedicatoria de ese gran reconocimiento fue para la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, y la isla caribeña.
Para ese norteamericano de nacimiento, pero cubano por amor, la isla de Cuba tuvo un significado muy especial en su vida. En esa tierra encontró la inspiración para sus obras más reconocidas y fue el precursor del torneo de pesca que lleva su nombre.
Aún las calles de La Habana le recuerdan y hay espacios de esa hermosa ciudad que siempre tendrán una huella de Ernest Hemingway, quien regresó este fin de semana multiplicado por 18.
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