La historia de Yariulvis Cobas, una remera cubana con una carrera llena de éxitos, ha tomado un giro inesperado. En los recientes Juegos Olímpicos de París 2024, Cobas, de 33 años, decidió abandonar la delegación cubana, convirtiéndose en la segunda atleta cubana en desertar durante estos juegos.
Este hecho no solo ha generado un gran impacto en la comunidad deportiva cubana, sino que también ha puesto de relieve la situación crítica del deporte en la isla.
Cobas, oriunda de Guantánamo, ha sido una figura destacada en el remo, acumulando múltiples medallas a lo largo de su carrera. Entre sus logros más importantes se encuentran las medallas de oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 y Lima 2019 en la modalidad de double sculls, así como una medalla de plata en cuádruple scull en Lima.
También obtuvo un bronce en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y varios títulos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. A pesar de su impresionante historial, su desempeño en París 2024 no fue el esperado, ocupando el puesto 27 entre 32 participantes en la modalidad de single sculls femenino, terminando tercera en la final E.
La deserción de Cobas se une a una tendencia creciente de atletas cubanos que deciden abandonar sus delegaciones en competiciones internacionales. Este fenómeno ha sido atribuido a diversas razones, incluyendo la búsqueda de mejores condiciones económicas y oportunidades profesionales fuera de Cuba.
Además, la situación actual del deporte cubano, marcada por la falta de recursos y apoyo institucional, ha llevado a muchos atletas a buscar un futuro más prometedor en el extranjero.
La deserción de Cobas no es un caso aislado. Poco antes, la judoca Dayle Ojeda también dejó la delegación cubana en París. Aunque Ojeda no formaba parte del equipo que competía, sí era parte del personal de apoyo técnico. Estos eventos reflejan un problema más amplio dentro del deporte cubano, donde la fuga de talentos se ha vuelto una constante.
Un Futuro Incierto para el Deporte Cubano
La actuación de la delegación cubana en París 2024 ha sido una de las peores en décadas, sin ninguna medalla alcanzada hasta el momento oficial. Atletas prominentes como Julio César La Cruz e Idalys Ortiz no lograron obtener preseas, y la única esperanza de medalla en boxeo depende de una norma que otorga el bronce automáticamente a los semifinalistas perdedores.
Esta situación no solo resalta la crisis del deporte en Cuba, sino que también pone en evidencia la falta de motivación y apoyo que enfrentan los deportistas.
La constante deserción de atletas cubanos en eventos internacionales plantea preguntas sobre el futuro del deporte en la isla. ¿Podrá Cuba revertir esta tendencia y retener a sus talentos deportivos? ¿Qué medidas se pueden tomar para mejorar las condiciones de los atletas y evitar que busquen oportunidades en otros países? La situación de Yariulvis Cobas es solo una pieza de un rompecabezas mucho más grande que necesita ser abordado con urgencia.
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