Cuba está inmersa en un proyecto de corrección de distorsiones y reimpulso de la economía, que busca ir implementando nuevas medidas en el orden financiero con el propósito de reincentivar y dinamizar el estado actual de la isla.
Este miércoles 17 de julio, se llevó a cabo la sesión ordinaria del Parlamento, en la que el primer ministro Manuel Marrero Cruz, anunció sobre la implementación de un nuevo mecanismo para la asignación y gestión de las divisas.
El nuevo mecanismo deroga la Resolución 115/2020 del Ministerio de Economía y Planificación, y comprende estrategias que están dirigidas a transacciones económicas internas y esquemas de financiamiento de exportación.
Uno de las medidas en la que Marrero Cruz hizo especial énfasis, es sobre el redimensionamiento del mercado cambiario. Si bien es un tema bastante escabroso y preocupante para la sociedad cubana por el paralelismo entre las designaciones estatales y el mercado informal, las divisas extranjeras llevan un proceso gradual e independiente al resto de las modificaciones anunciadas.
El primer ministro, manifestó al respecto: “tenemos que ponerle fin, a que desde un país en el extranjero y desde una computadora, se proyecte cuál es la tasa de cambio que debe regir en el país”.
Sabido es, que la tasa de cambio de las monedas extranjeras varía diariamente y no ofrece un panorama estable de cifras, sino que forma parte de una espiral de valores que sube o baja en dependencia del nivel inflacionario del momento.
“Administrar los equilibrios e ir reduciendo la brecha cambiaria en la economía” fue la denominación que empleó el mandatario para referir que este proceso de redimensionamiento conlleva una implementación gradual.
Al respecto, argumentó que de implementarse directamente una nueva tasa de cambio, podría traer como consecuencia un efecto no deseado en la inflación a la vez que se incrementaría en sumo grado la devaluación del peso cubano, lo que repercute directamente en los precios y bajos salarios.
Por tanto, los análisis que se han realizado en torno al tema apuntan a que se deben crear las condiciones en primer lugar para implementar las medidas de salvamento económico.
Dentro de las medidas en proyección, clasifica el recoger el exceso de circulante del peso, a la vez que se avanza en la dolarización parcial de la economía y en el proceso de bancarización, además de incrementar la recaudación tributaria y fiscal.
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