El Jardín Botánico Nacional de Cuba, ubicado en las afueras de La Habana, se enfrenta a una ardua tarea de recuperación después de los devastadores efectos del huracán Rafael, que azotó la región occidental a principios de noviembre de 2024.
El huracán dejó más de 500 árboles dañados, de los cuales aproximadamente 150 fueron derribados por completo. Este desastre ha puesto a prueba los recursos limitados de la institución, que, a pesar de sus esfuerzos, enfrenta desafíos significativos en su recuperación.
La magnitud de los daños
El huracán Rafael no solo arrasó con árboles, sino que también causó daños estructurales importantes en el jardín. La plaza central de comida fue completamente destruida, y varias instalaciones ligeras, como techos de naves y otras estructuras, también resultaron afectadas.
La tormenta debilitó la fijación de muchas plantas al suelo, lo que dificultó aún más la recuperación. A pesar de estos obstáculos, las autoridades del jardín han trabajado incansablemente para limpiar las áreas afectadas y restablecer los servicios al público.
Carlos Manuel Pérez Cuevas, director del Jardín Botánico Nacional, detalló que la institución tiene 478 hectáreas con más de 3,000 especies y 400,000 individuos de plantas, lo que la convierte en uno de los espacios más importantes para la conservación de la biodiversidad en la isla.
El trabajo de restauración no solo se enfoca en los árboles caídos, sino también en la estabilización de las plantas y la reparación de las infraestructuras dañadas.
Proceso de recuperación
Desde que el huracán pasó, la prioridad ha sido desbloquear las vías del jardín, que estaban obstruidas por más de 50 árboles de gran tamaño. A través de un intenso esfuerzo colectivo, se ha logrado cortar y retirar los troncos caídos utilizando motosierras y maquinaria especializada. Estos esfuerzos permiten que el personal continúe con las labores de limpieza y recuperación.
El director señaló que, aunque la institución se autofinancia en un 90% mediante los ingresos de los visitantes, los recursos disponibles son limitados y la recuperación será un proceso largo.
A pesar de estos desafíos, el Jardín Botánico Nacional ha reabierto sus puertas, ofreciendo los servicios fundamentales, como la docencia y la organización de eventos con otras instituciones. Sin embargo, algunas edificaciones aún necesitan trabajos de mantenimiento constructivo, ya que los daños no fueron completamente reparados.
A pesar de los graves daños sufridos, el Jardín Botánico Nacional ya estaba trabajando en un proyecto a largo plazo para asegurar la replantación de árboles y la conservación de nuevas especies.
En los viveros del jardín, se están cultivando más de 10,000 árboles que se utilizarán para reemplazar los caídos. Este año, ya se habían plantado más de 500 árboles, pero la magnitud de los daños exige mucho más tiempo, trabajo y recursos para restaurar completamente el jardín.
Aunque los recursos son limitados, el compromiso de la comunidad y la resiliencia de la institución han sido claves para iniciar la recuperación. A medida que se vayan superando los obstáculos, el jardín continuará siendo un refugio para la biodiversidad y un espacio educativo de vital importancia para Cuba.
Este incidente pone de manifiesto los desafíos a los que se enfrenta el Jardín Botánico Nacional en cuanto a la preservación de su riqueza natural.
La combinación de fenómenos meteorológicos extremos y recursos limitados plantea un panorama incierto, pero la perseverancia de los trabajadores y el apoyo de la comunidad local siguen siendo fundamentales para la restauración.
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