Con el precio del cartón de huevos alcanzando cifras imposibles para la mayoría de los cubanos —hasta 4,000 pesos en el mercado informal—, Sancti Spíritus se ha convertido en el escenario de un experimento que podría marcar un punto de inflexión para la golpeada producción avícola nacional.
El modelo “huevos cooperados” intenta lo que hasta ahora parecía imposible: reactivar la producción tras el colapso del sistema estatal.
Desde noviembre de 2024, el gobierno espirituano implementó un esquema de producción compartida entre la estatal Empresa Avícola, la empresa mixta Bioamazonas Pienso S.A. y la mipyme Landservi.
El acuerdo establece que los privados se encargan de alimentar las aves y reciben como compensación el 70% de los huevos producidos; el 30% restante se destina al consumo social, dirigido a embarazadas y niños con enfermedades.
Según Juan José Nazco, delegado provincial de la Agricultura, sin esta fórmula “hoy no tuviéramos ni huevos ni aves”. La falta de pienso importado llevó a una pérdida masiva de ponedoras: de 300,000 animales, apenas sobrevivieron 180,000.
El impacto aún es limitado. En enero de 2025 se distribuyeron solo 180,000 huevos y en febrero la cifra subió a 218,000. Estas cantidades no alcanzan para reactivar la distribución por la libreta ni para cubrir las necesidades generales de la población. Hoy, solo los grupos más vulnerables acceden a este alimento básico.
El resto depende del mercado informal, donde los precios fluctúan salvajemente. Aunque en marzo hubo una baja, desde abril volvieron a subir debido a la escasez de pienso y la devaluación del peso frente al dólar.
La Empresa Avícola también se ha vinculado a un Proyecto de Desarrollo Local (PDL) en Remedios, y ha comenzado a vender huevos en moneda libremente convertible (MLC) a través de Cimex.
Esta estrategia busca sostener el financiamiento de los piensos importados y aliviar la presión sobre el consumo social.
Aun así, el panorama sigue siendo incierto. Se han reportado problemas con la calidad del pienso nacional, falta de envases y retiro temporal de algunas cooperativas, lo que vuelve a reducir la producción.
Para que el huevo vuelva a distribuirse por la libreta, como en tiempos pasados (5 unidades por persona), sería necesario producir al menos 1.7 millones de huevos mensuales, una cifra que hoy está fuera del alcance del sistema actual. Según las autoridades, no se trata de una meta a corto ni mediano plazo.
El modelo “huevos cooperados” funciona hoy como una medida de contingencia, una forma de transferir parte del esfuerzo productivo al sector privado sin renunciar del todo al control estatal. Pero sus resultados siguen siendo limitados frente a una demanda creciente y a una economía en crisis.
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