En un escenario que parece salido de una película de terror, el Hospital Pediátrico de Camagüey “Eduardo Agramonte Piña” se ha visto sumido en una crisis de agua potable que lleva días afectando tanto a los pacientes como a sus familiares.
La falta de este recurso vital no solo ha puesto en peligro la salud de los niños ingresados, sino que ha desatado una ola de indignación en redes sociales y entre la población local.
Una Denuncia que Resuena en las Redes
Todo comenzó cuando el periodista independiente José Luis Tan Estrada, a través de su cuenta en Facebook, relató cómo un padre desesperado acudió a él en busca de agua para su hija, hospitalizada en la sala de intermedia.
Este no es un caso aislado; múltiples madres han confirmado que la situación de escasez de agua lleva días sin resolverse, mientras los directivos del hospital parecen mirar hacia otro lado. “Es desesperante”, confesó una de las afectadas, quien tuvo que salir del hospital para cargar agua de una casa cercana, ante la indiferencia de las autoridades.
Las condiciones dentro del hospital se han deteriorado rápidamente, con baños que emanan un olor fétido, agravando aún más la situación sanitaria. Usuarios en redes sociales han expresado su enojo, cuestionando cómo es posible que un hospital, especialmente uno que atiende a niños, carezca de algo tan elemental como el agua potable.
La Respuesta Tardía de las Autoridades Pertinentes
En un intento de controlar los daños tras la denuncia pública, las autoridades locales enviaron pipas de agua al hospital y organizaron una “jornada de limpieza”.
Sin embargo, esta medida ha sido vista como un parche temporal que no aborda la raíz del problema. A pesar de la llegada de las pipas, el suministro de agua sigue siendo insuficiente en varias áreas del hospital, lo que mantiene la situación en un estado crítico.
El caso del Hospital Pediátrico de Camagüey no es un incidente aislado, sino un reflejo de las crecientes dificultades que enfrenta el sistema de salud en Cuba. La falta de agua potable en un hospital es solo la punta del iceberg de un problema mucho mayor que afecta a la isla en su conjunto.
¿Hasta cuándo podrán los ciudadanos soportar tales condiciones sin que se tomen medidas contundentes para resolver estas carencias básicas? La respuesta sigue siendo incierta, mientras tanto, la salud y el bienestar de los más vulnerables continúan en juego.
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