En Cuba, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) alertó a la población ante la llegada del polvo del Sahara.
Según la información, una nube de polvo procedente de esta región estará circulando sobre el país alcanzando su mayor circulación a partir del 21 de julio.
Cada año ocurre un desprendimiento de arena del mayor desierto del mundo, la cual viaja a través de tormentas o ciclones desde el continente africano hasta América y Europa, recorriendo más de 11.000 km en muchos casos y teniendo un mayor aumento en los meses de junio a agosto.
Dicho polvo lo conforman minúsculas partículas de arena con gran contenido de minerales, donde los elementos sólidos son minúsculos e imperceptibles al ojo humano, permitiendo así que se le considere un aerosol.
El viento traslada anualmente cerca de 100 millones de toneladas de este polvo hacia el otro lado del océano Atlántico.
A pesar de que este no sea considerado un peligro grave para la vida humana, sí influye en la calidad del aire.
Por eso se recomienda a quienes padezcan afecciones respiratorias de base como asma bronquial y EPOC a tomar las precauciones necesarias para evitar descompensaciones.
El tamaño de la partícula puede influir en el desencadenamiento de algunas manifestaciones clínicas en las personas como síntomas irritativos en los ojos, la nariz y la piel.
Las partículas de mayor tamaño contribuyen al surgimiento de síntomas oculares y dermatológicos como la irritación y la comezón.
Sin embargo, las partículas consideradas medianas, son más propensas a ser inhaladas, lo que puede afectar el tracto respiratorio alto, y traer aparejado la aparición de síntomas como rinitis alérgica, exacerbaciones del asma bronquial y otros.
Las partículas más finas pueden llegar hasta los alvéolos pulmonares, así como trasladarse a través del torrente sanguíneo, lo que contribuye al desencadenamiento de síntomas cardiovasculares y cerebrovasculares.
Ante esta problemática, el MINSAP recomienda como principales medidas preventivas para contrarrestar los efectos nocivos del polvo del Sahara, evitar la exposición ambiental de grupos poblacionales considerados vulnerables, entre los que se encuentran los adultos mayores, gestantes, niños y cualquier persona con antecedentes de padecer alguna enfermedad respiratoria crónica.
De igual modo se sugiere aumentar la ingestión de líquidos y usar ropas cómodas y frescas, para evitar la deshidratación por el incremento de la temperatura.
Las personas con patologías respiratorias de base deben cumplir el tratamiento preventivo y usar barreras de protección personal como espejuelos y mascarillas.
De manera general, el MINSAP recomienda acudir las instituciones de salud ante la presencia de alguna sintomatología o en caso de agravamiento de enfermedad de base, así como mantenerse atentos a las informaciones del Instituto de Metereología.
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