El Acueducto de Albear debe su nombre al destacado ingeniero Francisco Albear que dedicó sus últimos 30 años a la creación y construcción de esta obra inaugurada en 1893 y reconocida como una de los más relevantes de su tiempo a nivel mundial. El proyecto constructivo fue premiado con Medalla de Oro en la Exposición Universal de París en 1878. Es Monumento Nacional y considerada una de las siete maravillas de la ingeniería civil en Cuba.
Una obra de gran precisión técnica y funcional con hermosas construcciones civiles, aguas tratadas de excelente calidad en la que no se utiliza fuente de energía porque se emplea la gravedad, para abastecer del preciado líquido a los cien mil habitantes de La Habana en el momento de su construcción.
La obra está compuesta por el túnel del Rio Almendares, la captación de los manantiales de Vento, el Canal de Vento, los depósitos de Palatino y el sistema de distribución. Además de una presa, los canales de toma, conducción y derivación, obras de cañada, una red de distribución, el paso del rio, el depósito de almacenamiento, un estanque de recolección y reunión de los manantiales y la casa y estanque de compuertas y maniobras de los sifones.
El funcionamiento del Acueducto de Albear comienza cuando en una gran taza de cantería se recoge agua de 400 manantiales de Vento, un túnel con dos conductoras conectan la taza con el canal hasta los tanques de distribución de Palatino que depositan la cantidad de agua necesaria para el consumo, 20 torres cilíndricas se utilizan para la inspección y la circulación del aire por medio de rejas verticales y aliviaderos a ambos lados por medio de compuertas.
Con más de un siglo de existencia el Acueducto de Albear abastece de agua a un 15% de la población de la Capital.
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