Costumbres Mexicanas que Sorprenden a los Cubanos Recién Llegados

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Llegar a un nuevo país siempre trae consigo un choque cultural, y México no es la excepción para los cubanos que deciden establecerse allí. Aunque ambas naciones comparten raíces latinoamericanas y ciertos rasgos de cercanía, las diferencias se hacen evidentes desde los primeros días de convivencia. Los recién llegados descubren expresiones que nunca habían escuchado, formas de saludar que resultan inusuales, comidas que parecen inagotables y celebraciones que desbordan color y simbolismo.

Lo que en Cuba puede considerarse raro, excesivo o incluso imposible, en México forma parte de la vida diaria. Desde escuchar un “mande” en lugar de un “¿qué?”, hasta encontrarse con puestos de tacos abiertos de madrugada, cada costumbre mexicana despierta sorpresa y curiosidad. Para muchos cubanos, estas experiencias generan una mezcla de desconcierto inicial y aprendizaje posterior, hasta el punto de incorporar esas prácticas a su propia rutina.

Costumbres lingüísticas que generan sorpresa

El primer choque cultural para los cubanos en México no siempre es la comida o las fiestas, sino el lenguaje cotidiano. Aunque ambos países hablan español, el uso de ciertas expresiones cambia por completo el sentido de una conversación y puede generar momentos de confusión o hasta malentendidos.

El “mande” en lugar de “¿qué?”

En México es muy común que, cuando alguien te llama, la respuesta inmediata sea “mande”. Para los cubanos, esto resulta extraño, ya que en la Isla lo usual es contestar con un “¿qué?” o un “dime”. Al principio, escuchar “mande” puede sonar como una orden o un acto de sumisión, pero en realidad es una forma respetuosa y culturalmente arraigada de responder.

El famoso “ahorita”

Si hay una palabra que desconcierta a los cubanos recién llegados, esa es “ahorita”. Su significado es tan flexible que puede ser “en este mismo instante”, “en unos minutos” o incluso “en varias horas”. Para quienes vienen de Cuba, donde la expresión más cercana sería “ahorita” pero usada siempre en sentido de “más tarde”, esta ambigüedad se convierte en un verdadero reto de interpretación. Muchos cubanos aprenden a preguntar de inmediato: “¿pero es ahora o después?”, para evitar malentendidos.

“Jefa” y “patrón”

Otro giro curioso está en el uso de “jefa” o “patrón”. Mientras que en Cuba estos términos se emplean estrictamente en el ámbito laboral para referirse al superior del trabajo, en México “jefa” se utiliza también como una forma cariñosa para hablar de la madre. Esto genera confusión cuando un mexicano dice “mi jefa me dijo tal cosa”, ya que el cubano puede pensar que se refiere a su jefa del trabajo y no a su mamá.

El “güerita” del mercado

En los tianguis o mercados mexicanos, a cualquier persona, sin importar su color de piel o cabello, suelen llamarla “güerita” o “güerito”. Para los cubanos esto desconcierta, porque se espera que ese término se refiera solo a personas rubias o muy claras de piel. Con el tiempo, descubren que en realidad es una forma coloquial, simpática y hasta de cortesía que los vendedores usan para dirigirse a los clientes

Costumbres gastronómicas

Costumbres gastronómicas

Si algo sorprende de inmediato a los cubanos recién llegados a México es la manera en que la comida está profundamente ligada a la identidad y al día a día de los mexicanos. No solo se trata de sabores distintos, sino de hábitos que cambian por completo la rutina alimentaria.

Todo con chile y picante

Los cubanos saben de antemano que México es famoso por el picante, pero la sorpresa llega al comprobar que literalmente todo puede llevar chile: desde frutas frescas con tajín hasta dulces cubiertos de chamoy. En Cuba, el picante se limita casi siempre a una salsa casera opcional; en México, en cambio, se vuelve parte integral de la gastronomía. Adaptarse a este sabor puede ser un desafío, pero muchos terminan diciendo que ya no disfrutan igual sus tacos si no tienen un poco de picante.

La tortilla como el “arroz” de México

Así como en Cuba ningún plato parece completo sin arroz, en México la tortilla cumple esa misma función. Está presente en la mesa casi a diario, acompaña guisos, carnes, frijoles y hasta caldos. Para los cubanos resulta curioso descubrir la variedad de tortillas —de maíz blanco, azul, de harina— y la forma en que se convierten en la base de innumerables platillos tradicionales.

Comer tacos de madrugada

Otra costumbre que sorprende es la facilidad con la que en México se puede salir a comer de noche. Puestos de tacos y antojitos permanecen abiertos hasta la madrugada, y para un cubano resulta impensable poder satisfacer un antojo a las dos de la mañana. En Cuba, la mayoría de los comercios cierran temprano y la inseguridad limita mucho salir de noche; en México, en cambio, los puestos nocturnos de comida son parte del paisaje urbano.

La Coca-Cola como “medicina”

Aunque pueda parecer una exageración, en México la Coca-Cola se consume con tal frecuencia que muchos la consideran hasta un remedio casero. Se cree que ayuda a subir la presión, aliviar malestares estomacales e incluso acompañar comidas pesadas. Para los cubanos, acostumbrados a bebidas más limitadas y con menos simbolismo cultural, esta relación casi medicinal con la Coca-Cola resulta desconcertante.

Fiestas y celebraciones

Las festividades mexicanas son otro de los aspectos que más impactan a los cubanos recién llegados. No solo por la magnitud de los festejos, sino por el sentido simbólico y emocional que encierran.

El Día de Muertos

En México, honrar a los difuntos se hace con color, música, altares y flores. Para un cubano, acostumbrado a que la muerte se viva con solemnidad y tristeza, resulta sorprendente ver cómo se transforma en una celebración de vida y recuerdo. Preparar altares, colocar ofrendas y compartir con amigos y familiares en esta fecha genera un contraste profundo con la manera en que se aborda la muerte en Cuba.

El mes patrio

Otra sorpresa es descubrir que la independencia de México no se celebra solo un día, sino durante todo septiembre. Las calles se llenan de banderas, música y antojitos, y la gente participa con entusiasmo en los festejos. En Cuba, las fechas patrias suelen pasar sin gran emoción popular en la actualidad, lo que resalta aún más el contraste con la intensidad con que los mexicanos viven su orgullo nacional.

La devoción a la Virgen de Guadalupe es omnipresente en México: en iglesias, casas, mercados, transportes y hasta murales callejeros. Para los cubanos, acostumbrados a un sincretismo religioso marcado por la santería o el catolicismo más discreto, esta veneración pública y multitudinaria resulta llamativa y, en muchos casos, inspiradora.

Fiestas comunitarias

Ya sea un pueblo celebrando a su santo patrono o una colonia organizando su feria local, los cubanos descubren que en México las fiestas son un punto de encuentro social que combina música, comida y convivencia. Esta tradición refuerza la idea de comunidad y sorprende por su vitalidad y su alcance.

Vida cotidiana y modales sociales

Vida cotidiana y modales sociales

Más allá de las palabras y la comida, los cubanos recién llegados a México descubren que la vida diaria también se rige por códigos de cortesía y convivencia distintos a los que estaban acostumbrados en la Isla.

El saludo como norma

En México es habitual que al cruzarse con alguien en la calle, incluso si no se conoce, se diga “buenos días”, “buenas tardes” o “buenas noches”. Para muchos cubanos esto resulta sorprendente, ya que en Cuba no es común saludar a desconocidos. Aunque sí se acostumbra dar los buenos días al entrar a un lugar, la práctica de saludar en cualquier circunstancia genera al inicio cierta confusión, hasta que se convierte en un hábito natural.

Cercanía en el trato

Los mexicanos suelen utilizar diminutivos y expresiones cariñosas en su lenguaje cotidiano. Palabras como güerita, jefecito o mi reina se escuchan con frecuencia en mercados, tianguis o en el trato con clientes. Para los cubanos, acostumbrados a expresiones de afecto como “mi amor” o “mi vida”, este tono familiar resulta cercano pero al mismo tiempo curioso, pues se usa incluso con desconocidos.

Hospitalidad y apertura

Los cubanos reconocen que los mexicanos suelen ser muy hospitalarios. Invitan con facilidad a compartir la mesa, se interesan por la historia del recién llegado y muestran disposición para orientar o ayudar. Esta actitud contrasta con la reserva que muchas veces impone la vida en Cuba, marcada por la escasez y las tensiones cotidianas, y genera en los migrantes una sensación de acogida que facilita la adaptación.

Costumbres urbanas y de consumo

Además de las palabras y las celebraciones, la vida urbana en México sorprende a los cubanos por la manera en que el consumo y los servicios se organizan, muy diferente a lo que ocurre en la Isla.

Tianguis y mercados callejeros

En México, los tianguis son parte de la rutina: calles enteras se convierten en mercados al aire libre donde se vende de todo, desde frutas y verduras frescas hasta ropa, electrónicos o artesanías. Para los cubanos, acostumbrados a mercados estatales limitados o a la venta informal muy reducida, el tianguis resulta un espectáculo de variedad y color. Además, es un espacio de convivencia donde el regateo y el trato cercano con los vendedores forman parte de la experiencia.

Oxxo y tiendas abiertas 24 horas

Otro contraste llamativo es la existencia de cadenas como Oxxo o Seven Eleven, abiertas todo el día y toda la noche. En Cuba, salir a comprar a medianoche es prácticamente imposible, mientras que en México se vuelve parte de la normalidad. Esto permite a los recién llegados satisfacer un antojo, pagar un servicio o comprar un producto básico a cualquier hora, lo que genera al principio asombro y luego comodidad.

El consumo como identidad cultural

La costumbre de coleccionar promociones, probar nuevos productos y mantener un recuerdo nostálgico de marcas populares de los años 90 —como refrescos, juguetes o series animadas— también sorprende a los cubanos. Estos hábitos de consumo, compartidos entre generaciones, forman parte de la memoria colectiva mexicana y generan curiosidad en quienes llegan desde un país donde la variedad de marcas y productos siempre ha sido limitada.

Transporte y vida en la ciudad

Los cubanos recién llegados también se sorprenden con la magnitud del transporte público en México: metro, metrobús, trolebuses y un sinfín de rutas urbanas. La amplitud y diversidad de opciones contrastan con la escasez y el deterioro del transporte en Cuba, donde moverse de un lugar a otro puede convertirse en una odisea.

¿Qué tanto conoces las costumbres mexicanas?

Responde estas preguntas y descubre cuánto sabes de la vida cotidiana en México.

1. ¿Qué significa realmente “mande” en México?



2. ¿Qué no puede faltar en la mesa mexicana?



3. ¿Qué caracteriza al Día de Muertos en México?



4. ¿Qué palabra mexicana confunde más a los cubanos recién llegados?



5. ¿Qué bebida es vista casi como “medicina” en México?



Costumbres familiares y de convivencia

Costumbres familiares y de convivencia

La vida familiar en México también guarda diferencias que llaman la atención de los cubanos. Se trata de gestos, formas de hablar y modos de relacionarse que, aunque similares en la calidez, tienen matices propios de la cultura mexicana.

La “jefa” como madre

Una de las primeras sorpresas lingüísticas con implicación familiar es que muchos mexicanos llaman “jefa” a su madre. Para un cubano, acostumbrado a usar el término solo en el ámbito laboral, resulta extraño escuchar frases como “mi jefa me dijo”. Sin embargo, poco a poco entienden que se trata de una expresión cariñosa y respetuosa que resalta la autoridad y el rol central de la madre en el hogar.

Diminutivos afectivos en la vida cotidiana

En las familias mexicanas es común el uso de diminutivos como “abuelita”, “hermanito” o “mijito”. Estos términos transmiten cercanía y ternura, incluso en conversaciones cotidianas. Para los cubanos, que suelen utilizar expresiones afectuosas como “mi amor” o “mi vida”, esta forma de comunicación resulta familiar, pero a la vez distinta por la frecuencia y naturalidad con que se emplea en México.

La mesa como espacio central

Compartir los alimentos tiene un peso simbólico en la vida mexicana. No se trata solo de comer, sino de convivir, conversar y reforzar vínculos familiares. Aunque en Cuba también se valoran las comidas familiares, las condiciones económicas limitan muchas veces estas reuniones. En México, en cambio, la abundancia de platillos y la tradición de preparar recetas para ocasiones especiales sorprenden a los recién llegados.

Unión en torno a celebraciones

Las fiestas patronales, cumpleaños y reuniones familiares suelen ser numerosas y animadas. Es común que participen vecinos, amigos y parientes lejanos, lo que genera un ambiente comunitario amplio. Para los cubanos, acostumbrados a celebraciones más reducidas en los últimos años debido a la situación económica, esta costumbre resulta un recordatorio del valor de la unión familiar como sostén social.

Al llegar a México, muchas de estas costumbres generan desconcierto o hasta resistencia inicial. Sin embargo, con el paso del tiempo, los cubanos descubren que la mayoría de estas prácticas se vuelven parte de su vida diaria y de su identidad en el país.

Del desconcierto a la integración

Expresiones como mande o ahorita, que en un principio resultaban incomprensibles, terminan incorporándose al vocabulario de los cubanos, aunque con un toque propio. Muchos confiesan que ya no dudan en usar estas palabras, aun si en su interior todavía recuerdan lo raro que les sonaban al inicio.

Sabores que se vuelven imprescindibles

La gastronomía también es un terreno de adaptación. Lo que comenzó como un reto —aprender a comer chile sin que pareciera un sacrificio— se convierte en costumbre. Varios cubanos reconocen que hoy no disfrutan igual un taco si no tiene salsa o picante. Lo mismo sucede con las tortillas, que pasan de ser una rareza a un acompañamiento indispensable en las comidas.

Nuevos hábitos de vida urbana

Salir a comer tacos de madrugada, comprar en una tienda abierta 24 horas o pasear por un tianguis dejan de ser actividades sorprendentes para transformarse en parte de la rutina. Esta flexibilidad de horarios y la amplia oferta de servicios en México les da una sensación de libertad difícil de encontrar en Cuba.

Identidad híbrida: sentirse “mexicuano”

Con el tiempo, muchos cubanos se definen a sí mismos como mexicuanos, una mezcla de ambas culturas. Mantienen sus raíces caribeñas, pero adoptan tradiciones mexicanas que sienten como propias: celebran el Día de Muertos, gritan el Grito de Independencia o incorporan diminutivos y expresiones al hablar. Esta identidad compartida se convierte en símbolo de adaptación y de cariño hacia el país que los acoge.

La llegada de un cubano a México no es solo un cambio de país, sino también una transformación cultural que se vive en lo cotidiano. Desde el primer “mande” que desconcierta, hasta la primera mordida a un taco con chile, cada experiencia abre la puerta a un aprendizaje. Lo que inicialmente parece extraño o difícil de comprender, con el tiempo se convierte en parte de la rutina y hasta en motivo de orgullo para quienes logran adaptarse.

México sorprende por la fuerza de sus tradiciones, la cercanía de su gente y la manera en que la vida se organiza en torno a la comida, la familia y las celebraciones. Estas costumbres, lejos de ser un obstáculo, se transforman en oportunidades para integrarse, ampliar la mirada y sentir que se pertenece a una comunidad más grande.

Para los cubanos recién llegados, el proceso de adaptación puede estar lleno de anécdotas y choques culturales, pero también de descubrimientos valiosos. Al final, muchos reconocen que no solo se acostumbraron a vivir en México, sino que adoptaron prácticas y expresiones que ya forman parte de su identidad. Y es en esa mezcla de raíces y aprendizajes donde nace el verdadero sentido de ser un mexicuano: un puente entre dos culturas que se enriquecen mutuamente.

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Michel Díaz

Graduado de Comunicación Social en la Universidad de Oriente en 2019, y enamorado del periodismo digital desde siempre.