El parque fotovoltaico La Barbarita, ubicado en Consolación del Sur, Pinar del Río, fue conectado oficialmente al Sistema Electroenergético Nacional (SEN) el pasado 26 de abril.
Con una capacidad proyectada de 21,8 megavatios (MW), este proyecto forma parte del plan gubernamental para aumentar la participación de las energías renovables en la matriz energética del país.
Según las autoridades, este parque es solo uno de los cuatro planificados en la provincia, junto con Sandino, La Lucila y Puerta de Golpe, que sumarán una potencia similar. La intención es avanzar hacia una mayor independencia del combustible fósil, en un contexto de crisis energética sostenida.
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Una contribución limitada frente a una crisis estructural
A pesar de la conexión de La Barbarita, la situación energética en Cuba sigue siendo crítica. Según datos recientes de la estatal Unión Eléctrica (UNE), el déficit entre la generación y la demanda de electricidad alcanzó 1.443 MW el 27 de abril, afectando a cerca de la mitad del territorio nacional con apagones continuos.
Ese día, la disponibilidad de generación fue de 1.857 MW frente a una demanda de 3.300 MW, una brecha que sigue generando interrupciones constantes del servicio eléctrico en la vida cotidiana de la población.
¿Por qué no se perciben mejoras?
La magnitud de la crisis energética en Cuba va más allá de la incorporación puntual de proyectos solares. Expertos independientes señalan que el sistema eléctrico nacional sufre de infrafinanciación crónica, lo que impide mantener las plantas existentes y modernizar la infraestructura.
De acuerdo con estimaciones técnicas, se necesitarían entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para modernizar la red eléctrica, una inversión actualmente inalcanzable en el contexto económico que enfrenta el país.
Por su parte, el gobierno cubano atribuye las dificultades a las sanciones económicas de Estados Unidos, que obstaculizan la compra de combustible y piezas de repuesto en el mercado internacional.
Sin embargo, las causas del problema son múltiples, y la falta de inversión en energías renovables de gran escala limita la capacidad de respuesta ante la demanda.
Mientras la incorporación de energía solar avanza a un ritmo insuficiente, la población continúa padeciendo las consecuencias de los apagones prolongados. Las interrupciones en el suministro eléctrico afectan aspectos esenciales de la vida diaria:
- Interrupciones en el abastecimiento de agua, debido a la paralización de bombas.
- Deterioro de alimentos por la falta de refrigeración.
- Complicaciones en hospitales, escuelas y otros servicios esenciales que dependen de un suministro eléctrico constante.
A pesar de los esfuerzos por diversificar la matriz energética con proyectos solares como La Barbarita, la brecha entre la oferta y la demanda energética sigue siendo un reto de gran magnitud para Cuba.
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