Trump lo vuelve a hacer otra vez. Si hace cuatro años, cuando visitó Puerto Rico, arrojó papel sanitario a los damnificados; ahora, desde uno de sus mítines, un ‘comediante’ insulta al Estado llamándolo “Isla flotante de basura”.
Más de 20 mil personas presenciaron, desde el Madison Square de Nueva York, el deplorable escenario cargado con otros mensajes de odio hacia los negros, inmigrantes, judíos, palestinos y la comunidad latina, sobre los que esputó: “les encanta hacer bebés”.
“Basura es lo que salió de esa boca”, expresó el gobernador demócrata de Puerto Rico Pedro Pierluisi, al referirse a Tony Hinchcliffe, el comediante de mal gusto que lanzó estas palabras en su show de once minutos. “Todos los que aplaudieron deberían sentirse avergonzados por faltarle el respeto a Puerto Rico”, sentenció.
En cuanto a Trump, como ya se le vuelve costumbre ante cada crisis que lo sitúa en el medio de la polémica, se queda al margen, para no afirmar una postura tan controvertida pero tampoco perder las bondades de estar en el ojo público a solo una semana de las elecciones presidenciales.
Román Palomares, presidente nacional de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC, por sus siglas en inglés), se manifestó al instante. Palomares que Trump, al permitir estos vituperios, “ha insultado a millones de personas orgullosas de ser puertorriqueñas que viven en la isla y en todo Estados Unidos”.
El presidente de LULAC añadió que esta es una manifestación de los niveles de tolerancia al odio que se podrían respirar en la nación si Donald Trump retoma la presidencia.
Organizaciones e instituciones como la Federación Hispana, America`s Voice, UnidosUS, Voto Latino y Mi Familia Vota se sumaron a expresar el descontento, lo que representa el sentimiento de cientos de miles de votantes.
En Florida, estado en el que residen el mayor número de puertorriqueños fuera de la Isla, hasta los propios republicanos hicieron sentir sus voces.
La organización Mesa Boricua de Florida, dedicada a la defensa política de los puertorriqueños en este estado, manifestó sobre las palabras de Hinchcliffe constituyen “una ofensa que no estamos dispuestos a tomar livianamente”.
Trump “no debe olvidar que en Florida alrededor de 800 000 boricuas tienen la capacidad de ejercer el derecho al voto”, añadió la Mesa. Porque quizá Trump se permite estos comentarios para congraciarse con lo más recalcitrante del conservadurismo estadounidense, y porque los puertorriqueños no tienen derecho a votar en elecciones presidenciales como ciudadanos de un Estado Libre Asociado.
Pero desestima, sin lugar a dudas, la influencia de los boricuas en la realidad social de los Estados Unidos. Por ejemplo, rápidamente llegó la reacción de importantes artistas con gran cantidad de seguidores sobre los que ejercen influencias.
Tal es el caso de Jennifer López, Ricky Martin, Luis Fonsi y Bad Bunny, quien compartió cuatro veces un video donde cuestiona todo lo mencionado en el mitin.
Hasta los propios republicanos muestran recelo. Carlos Giménez y María Elvira Salazar, quienes un día antes habían aclamado a Trump, reaccionaron al condenar esos comentarios y decir que no reflejan los valores republicanos.
El propio senador de Florida, Rick Scott, acotó que el mal chiste no da gracia, ni tiene nada de certero. Además, se comprometió a “hacer siempre todo lo que pueda para ayudar a cualquier puertorriqueño en Florida o en la Isla”.
A solo días de las elecciones presidenciales, los bufones de Trump puede que le hayan jugado una mala pasada en su interés por retomar la silla en el despacho Oval. Falta muy poco para conocer las consecuencias.
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