Con el alto costo del nivel de vida en Cuba y los bajos salarios recibidos por gran parte de la población, los productos subsidiados por el Estado a través de la libreta de abastecimiento fueron durante mucho tiempo el alivio de miles de personas para garantizar comida en la mesa.
Pero la profunda crisis sistémica que atraviesa la Isla en estos momentos ha traído también interrupciones en la entrega de estos productos; deudas del encargo estatal con el pueblo que hoy se normalizan en declaraciones públicas.
La actual ministra de Comercio Interior en la Mayor de las Antillas, Betsy Díaz Velázquez, anunció por televisión nacional de manera directa: “No tenemos previsto para el mes de septiembre, como no hubo en agosto, ni aceite, ni café”.
Según declaró la ministra, el problema no acaba allí. También habrá escasez con el azúcar e interrupciones con la entrega de arroz y sal.
En cuanto al arroz, un producto alimenticio primordial en la dieta básica del cubano, la titular del Comercio Interior en la Isla informa que hay tres barcos varados en puertos cubanos con más de 52 mil toneladas del grano, pero que no tienen permiso para descargarlo hasta que no paguen por ello a los armadores.
Al respecto, Díaz Velázquez no se atrevió a alentar sobre cuándo podrán pagar un producto que ya está en puertos cubanos; solamente refirió que para “aliviar la situación se ha recurrido a inventarios y a donaciones foráneas”.
De esta manera, provincias como Santiago de Cuba y Granma no recibirán las estandarizadas siete libras de arroz, sino seis y cinco, respectivamente.
En cuanto al azúcar, el que fuera producto estrella del país hace años atrás, las autoridades del comercio interior aseguran que la producción nacional no alcanza ni mínimamente para cubrir la entrega a las bodegas, por lo que deberán recurrir a la importación del dulce.
Pocas cosas sorprenden tanto y de mala manera a los cubanos como la escasez de azúcar, y afirman que, ni en los peores momentos del denominado Período Especial, faltó el producto hecho en Cuba. Pero resulta que en los tiempos más difíciles de la década del 90 hubo un índice de volumen físico de 42,8% y en las últimas estadísticas de 2023 la cifra cayó al 4,6%.
Otra polémica relacionada a los productos de la bodega viene vinculada a la sal. Según la ministra del Comercio Interior, un barco atracado en el puerto de La Habana con 2 800 toneladas garantizará la entrega en occidente, mientras el centro y el oriente del país deberán abastecerse con la producción de salinas ubicadas en provincias orientales.
Los nacionales conocen que lo anterior puede significar que en gran parte del país no haya sal en septiembre dado las dificultades o justificaciones más comunes de los últimos tiempos: escasez de combustible, apagones…
Pero lo que realmente molesta al cubano respecto a la sal es la incógnita constante: ¿por qué en una isla rodeada de mar no se puede producir sal para al menos sus 10 millones de habitantes?
No obstante, el Primer Ministro de Cuba Manuel Marrero Cruz expuso recientemente que “casi todos los productos de la canasta familiar hay que importarlos, y esta es la prioridad a la hora de destinar divisas para invertir”. Entonces, ¿Dónde está el dinero para los productos normados que faltan en la mesa del cubano?
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