Existen diferentes modos de reducir tus gastos fiscales, los cuales puedes aprovechar según tus intereses y las condiciones que se establecen.
Los créditos fiscales y las deducciones fiscales ayudan en este sentido, aunque implican determinadas especificidades que se deben analizar para saber cuál es la más conveniente.
En este artículo te explicamos en qué consisten los créditos fiscales, también conocidos como Tax Credit y las deducciones fiscales, para que sepas por cuál optar.
Un crédito fiscal disminuye su obligación dólar por dólar de su cifra de impuesto a pagar, de modo que si el monto a abonar es de 3 mil dólares y solicita un crédito de 1500 esta última cantidad se le restará a su carga. Concederlos está en dependencia de la edad, y otras condiciones de la persona como declarante.
En algunos casos el individuo puede beneficiarse de un reembolso mayor si solicita un crédito, aunque esto no es posible siempre, sobre todo si dicho crédito genera obligación tributaria negativa.
Si alguien debe pagar 1400 dólares al fisco y tiene un crédito de 1500 los 100 dólares de la diferencia no se tendrán en cuenta como parte de su declaración.
Un crédito fiscal reembolsable podría tener aparejado una elevación de su devolución de impuestos, este tipo de créditos son los que se tienen en cuenta por los ingresos que recibe la persona.
Algunos de ellos tienen una parte que es reembolsable como es el caso del Crédito Fiscal de Oportunidad Americana.
Otra forma de aliviar la carga fiscal son las deducciones fiscales o tax deductions y hay dos vías para beneficiarse de ellas.
Una manera que tienen los contribuyentes es la deducción estándar, que se solicita de forma automática y en la cual influye el estado civil de la persona, en función del cual se define la cantidad de alivio a su carga, que será más alta para quienes están casados y presentan declaración de impuestos combinada.
Quienes no deseen optar por la manera estándar pueden aplicar a las deducciones detalladas, ello implica precisar si la deducción quiere hacerla a partir de determinados gastos.
Si el monto que se deduce es mayor que el que sale por la vía estándar, la detallada es la alternativa más recomendable.
En este último método la persona debe tener en cuenta que su condición como declarante y los niveles de ingreso en casa pueden suponer límites a la hora de pedir algunas deducciones específicas. También se debe tener claro que los gastos sujetos tanto a derecho de crédito como deducción no pueden deducirse.
Por ejemplo no será posible favorecerse de crédito por aprendizaje permanente y la deducción por matrícula si la persona asumiera por su cuenta cursar un programa de posgrado.
No obstante, si está sujeto al derecho tanto de crédito como de una deducción fiscal, debe analizarse basado en los cálculos cuál representa mejores beneficios para definir por cuál optar, un profesional del mundo de las finanzas le puede ayudar a planificar sus impuestos y tomar la mejor decisión.
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