El fraude en ofertas de empleo ha experimentado un crecimiento alarmante en Estados Unidos. Las quejas ante la Comisión Federal de Comercio (FTC) se dispararon de 38 mil en 2020 a más de 105 mil al cierre de 2024.
Solo en una parte del año las “task scams” —estafas de tareas digitales— provocaron más de 20 mil denuncias y excedieron los 220 millones de dólares en pérdidas. Este incremento revela un patrón sostenido de abuso y sofisticación tecnológica por parte de los estafadores.
¿Cómo identificarlas? ¿Cómo evitarlas? En este artículo te contamos detalles sobre esta modalidad de estafa, para que ni tú ni tus allegados sean víctimas de ellas. Lee hasta el final y compártelo con tus seres queridos.
Indice
Los delincuentes se hacen pasar por reclutadores o representantes de empresas reales. Publican ofertas atractivas y contactan directamente con candidatos potenciales mediante correo electrónico o aplicaciones de mensajería.
En muchos casos, estas vacantes tienen errores ortográficos, redacción poco profesional o condiciones demasiado favorables.
Si la víctima responde, pronto le solicitan información personal (como datos bancarios o de identificación), o envían cheques o giros “por adelantado” para la compra de equipos, que luego resultan falsos.
Las comunidades migrantes enfrentan condiciones de alta fragilidad: falta de documentación, desconocimiento del sistema y urgencia por obtener ingresos. Según el Identity Theft Resource Center, solo el 4.8 % de las víctimas denuncia los fraudes, y muchas aceptan condiciones poco claras por la presión económica.
Además, estudios académicos muestran que los traficantes humanos utilizan plataformas de empleo para atraer víctimas, aprovechando crisis migratorias y desastres naturales.
Estos esquemas suelen comenzar con un mensaje personalizado vía SMS o WhatsApp, invitando a hacer tareas sencillas en una app (optimización de apps, likes, calificaciones).
Inicialmente, la víctima recibe micro pagos (USDT o ETH) para generar confianza, pero al intentar retirar o avanzar, se exige un depósito previo. Una vez hecho, desaparecen con el dinero.
Otra modalidad frecuente es el envío de cheques en apariencia legítimos como adelanto para comprar equipos. Al depositarlos y enviar el dinero, el cheque rebota, y la víctima asume la pérdida.
Muchas ofertas solicitan datos sensibles (SSN, cuentas bancarias) bajo la promesa de un contrato. Posteriormente, la información es utilizada en fraudes fiscales, aperturas de cuentas y compras a nombre de la víctima.
Estos esquemas amenazan con deportaciones o detenciones si no se paga. Hasta ahora han provocado pérdidas millonarias, aprovechando el miedo de las comunidades vulnerables.
El uso de inteligencia artificial para crear mensajes y sitios web falsos con apariencia profesional ha permitido escalar estos fraudes. Los estafadores publican ofertas convincentes en portales legítimos y usan bots para simular respuestas personalizadas.
El fraude laboral digital se ha sofisticado y diversificado. Para protegerse es indispensable, desarrollar un espíritu crítico ante ofertas urgentes o fuera de lo común, rechazar cualquier pago previo, utilizar plataformas y canales oficiales, denunciar rápidamente los intentos de fraude y apoyarse en redes legales y comunitarias para sostener la confianza y proteger derechos.
Solo mediante educación, alerta constante y acción comunitaria se puede conjurar este fenómeno que vulnera con mayor fuerza a trabajadores precarios y migrantes.
Es un engaño donde falsos empleadores simulan ofrecer trabajo para robar dinero o datos personales. Usan nombres de empresas reales, correos falsos y promesas tentadoras para ganarse tu confianza.
Ofrecen mucho dinero por tareas simples.
Te piden pagar antes de empezar.
Te contactan desde correos genéricos (como Gmail).
Te presionan para decidir rápido.
No hay entrevista ni contrato formal.
Te redirigen a WhatsApp o Telegram enseguida.
Desconocen el sistema laboral en EE.UU.
Tienen urgencia económica.
Temen a denunciar por su estatus migratorio.
No cuentan con asesoría legal ni redes de apoyo.
Busca la empresa en Google, Linkedin y bbb.org.
Revisa si el correo del reclutador es corporativo.
Contacta a la empresa por su sitio web oficial.
Desconfía si no hay entrevistas o si piden pagos previos.
Detén los pagos inmediatamente.
Contacta a tu banco si diste información financiera.
Revisa tu historial de crédito.
Coloca una alerta de fraude con agencias de crédito.
Denuncia el hecho
FTC (Comisión Federal de Comercio): accesible desde este enlace.
FBI (Crímenes en línea) accesible desde este enlace.
Better Business Bureau accesible desde este enlace.
ONGs y grupos legales locales: muchas ofrecen ayuda gratuita para migrantes.
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