¿Cómo se comporta la producción de alimentos en la Isla? ¿Hay suficiente financiamiento para su producción? ¿Quién es el encargado de garantizar la comida del pueblo? ¿Cuáles son las proyecciones a futuro? ¿Y el pan?
En Cuba, las autoridades alegan que la agricultura y la producción de alimentos constituye la tarea número uno y la mayor prioridad, para el beneficio del pueblo. En el contexto social actual, un cubano en cualquier mercado o punto de venta agroindustrial se topa con la ausencia de productos básicos o la hiperinflación de sus costos, y esto lo llevaría a cuestionar la idea erigida por quienes lo dirigen. Pero…¿Qué pasa en realidad con la Industria Alimentaria?
Para comprender el fenómeno en toda su magnitud, comencemos por conocer cómo se estructura el sector en Cuba. Hasta hace algunos años, existía un solo Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria en la Isla, conformado por 91 empresas, pero desde 2021 se encuentra fragmentado en tres.
En primer lugar, el Grupo Empresarial de la Industria Agroalimentaria, dedicado a los rubros del café, los lácteos, la carne y los alimentos en conserva. El Grupo Empresarial de Industria Pesquera, enfocado a la pesquería y acuicultura. Y el nuevo Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria, que acoge a 10 cadenas de producción de bebidas, confituras, molinerías, así como la procesadora de soya y entidades de servicios, protección y seguridad.
En la actualidad, el mencionado nuevo grupo cuenta con 20 000 trabajadores, pero sus niveles productivos no alcanzan para satisfacer las demandas nacionales. ¿Cuáles son los motivos del bajo rendimiento? ¿En qué estado actual se encuentran las producciones?
Partiendo de una cuestión económica, el grupo no está creado para la captación de divisas, pues destina más del 90% de sus resultados al abasto de la llamada canasta familiar normada, al Ministerio del Comercio Interior y al consumo social.
En cambio, el Grupo de la Industria Alimentaria requiere anualmente la suma de 500 000 000 de dólares para la compra del trigo, la soya, el harina y el aceite; además de 42 000 000 para la adquisición de productos químicos, envases y materias primas.
Aun con buena disponibilidad de los recursos humanos, inmobiliarios y estructuras organizativas, las empresas productoras en Cuba carecen del financiamiento para la adquisición de tecnología y materias primas.
Solo 200 000 dólares se han destinado a la industria de los molinos, tan necesaria para la producción de harina, y que demanda en realidad 6 000 000 de USD para su correcto funcionamiento. De igual modo, la producción del pan de la bodega en cuba requiere de 20 000 toneladas de harina mensuales, lo que equivale a 13 000 000 de USD; y en estos momentos solo se alcanza a importar por las fábricas nacionales entre 600 y 750 toneladas.
A todas estas, el presidente del Grupo de la Industria Alimentaria, Emerio González Lorenzo asegura que desde el lunes comenzó la producción de pan de manera ininterrumpida en Cuba y que, pese a las dificultades presentadas, pronto llegarán tres barcos con harina a puertos cubanos, y que los molinos de Cienguegos –los únicos en funcionamiento de todo el país– trabajan también para producirla.
El estado actual de los molinos en Cuba es precario, reconoce Yanet Lombá Estupiñán, directora técnica de la Empresa Cubana de Molinería. La tecnología con la que cuentan tiene más de 20 años de explotación, y en el último lustro solo han podido acceder al 23% del financiamiento necesario para las reparaciones.
Expertos coinciden en la necesidad de aumentar la producción de alimentos desde los campos cubanos para disminuir la cultura importadora, tan arraigada en la Isla. Para producir la tierra, también hará falta inversión, y por eso algunas autoridades insisten en la oportunidad que representa la inversión extranjera, aunque allí también aparece una problemática:
Tenemos mala fama, lo que estamos produciendo no alcanza para cumplir los compromisos pactados.
reconoce el director general de Economía y Desarrollo Agropecuario del Minag Alexis Rodríguez Pérez.
El directivo lanzó su sentencia al referirse a contratos que se pretenden concretar con países como China, Vietnam e Irán para la producción de arroz, y con otros para el cultivo de cítricos. Solo que los incumplimientos de los acuerdos y mal manejo financiero en proyectos anteriores, ocasiona la negativa de nuevos inversionistas. Un fenómeno que deberá solucionarse para abordar la crisis alimentaria en la Isla de la mejor manera: con comida salida de su tierra.
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