En las últimas semanas, los vecinos de la provincia de Camagüey han comenzado a notar una presencia cada vez más inquietante: grandes caracoles marrones que invaden patios, jardines, terrenos baldíos e incluso espacios cercanos a viviendas y escuelas. No se trata de una curiosidad tropical ni de un nuevo ingrediente exótico: es el caracol gigante africano, una de las especies invasoras más peligrosas del planeta.
Su expansión en Cuba no es nueva, pero en 2025 ha alcanzado niveles alarmantes en el oriente y centro del país, con reportes que confirman colonias en barrios de Camagüey, Nuevitas y municipios rurales. Este fenómeno preocupa por tres razones principales: afecta la agricultura, representa un riesgo sanitario y amenaza la biodiversidad local.
En esta guía te explicamos todo lo que debes saber sobre la plaga: cómo reconocerla, qué riesgos implica, qué se está haciendo y qué puedes hacer tú para contribuir al control de esta especie invasora.
Indice
- ¿Qué es el caracol gigante africano?
- Situación actual en Cuba y en Camagüey
- Impactos y riesgos del caracol gigante africano
- Medidas de control y respuesta institucional
- ¿Qué puede hacer la población?
- Voces y percepciones desde la comunidad
- Perspectivas y desafíos para Cuba
- Preguntas frecuentes
- Recursos útiles
¿Qué es el caracol gigante africano?
El Lissachatina fulica, conocido como caracol gigante africano, es un molusco terrestre originario de África oriental que se ha expandido a regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo. Puede alcanzar hasta 20 centímetros de largo y 10 de ancho, con una concha cónica de color marrón con franjas oscuras y un cuerpo grisáceo o rosado.
Su capacidad reproductiva es asombrosa: cada ejemplar adulto puede poner hasta 1 200 huevos al año, lo que convierte su control en un desafío enorme una vez que se establece en una zona. Además, se adapta fácilmente a distintos ambientes —selvas, ciudades, zonas agrícolas— y se alimenta de más de 500 especies de plantas, incluyendo cultivos, ornamentales y frutales.
Esta especie fue introducida accidentalmente o como “mascota exótica” en varios países de América Latina. En Cuba se detectó por primera vez hace más de una década, y desde entonces ha sido motivo de campañas de erradicación periódicas.
Situación actual en Cuba y en Camagüey
En 2025, las autoridades sanitarias y medioambientales confirmaron que la plaga se ha expandido sin control en zonas de Camagüey, afectando tanto áreas urbanas como rurales. Los reportes vecinales hablan de patios completamente infestados, paredes cubiertas y terrenos donde decenas de caracoles aparecen tras las lluvias.
Zonas más afectadas
- Municipios de Camagüey, Esmeralda y Florida.
- Barrios periféricos y solares con vegetación húmeda.
- Entornos escolares, cementerios y jardines públicos.
Factores que facilitan su proliferación
- Clima cálido y lluvioso, ideal para su reproducción.
- Falta de control y educación ambiental, que retrasa la detección temprana.
- Abundancia de basura y materia orgánica en zonas urbanas.
- Uso de jardines ornamentales y huertos caseros sin control de plagas.
- Movilidad humana, que puede trasladar huevos o ejemplares en macetas o vehículos.
Los especialistas advierten que Camagüey se ha convertido en el epicentro de la infestación, aunque se han detectado núcleos en otras provincias centrales. La preocupación radica en que la expansión podría afectar cultivos importantes y aumentar el riesgo de enfermedades parasitarias.
Impactos y riesgos del caracol gigante africano
1. Riesgo para la salud humana
El caracol gigante africano puede portar parásitos peligrosos, entre ellos el Angiostrongylus cantonensis, agente causante de la meningoencefalitis eosinofílica en humanos. Este parásito puede transmitirse si las personas manipulan los caracoles sin protección, consumen vegetales contaminados con su baba o no desinfectan adecuadamente los alimentos.
Los síntomas asociados a esta infección incluyen dolor de cabeza intenso, fiebre, rigidez en el cuello y alteraciones neurológicas. Aunque los casos reportados en Cuba han sido escasos, el riesgo potencial es real, especialmente en zonas donde la plaga prolifera y la educación sanitaria es limitada.
2. Daños agrícolas y ambientales
El caracol se alimenta de casi todo tipo de vegetación: hojas tiernas, frutas, flores y cultivos como yuca, plátano, lechuga, boniato o frijol. En los huertos urbanos, donde cada planta cuenta, puede destruir semanas de trabajo en pocas noches.
A nivel ambiental, desplaza a especies nativas de caracoles y altera el equilibrio de los ecosistemas, ya que compite por alimento y espacio con la fauna autóctona. Su baba también puede propiciar la proliferación de hongos y bacterias perjudiciales para otras especies.
3. Impacto socioeconómico
Más allá de la biología, la plaga tiene consecuencias visibles en la vida cotidiana. Para muchas familias cubanas, los huertos y jardines son fuentes de alimentación o de ingreso adicional, por lo que los daños se traducen en pérdidas directas. Además, los recursos para el control son escasos, lo que obliga a recurrir a soluciones improvisadas —sal, cal, recogida manual— con resultados limitados.
Medidas de control y respuesta institucional
Ante el avance del caracol, el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología de Camagüey ha emitido alertas e instruido brigadas de vigilancia. También se promueven acciones de saneamiento en barrios y escuelas para reducir los focos de reproducción.
Entre las medidas aplicadas o recomendadas destacan:
| Medida | Descripción | Nivel de eficacia |
| Recolección manual | Retiro con guantes y eliminación controlada en bolsas o incineración. | Alta en focos pequeños |
| Uso de cal o sal común | Deshidrata los caracoles, aunque no evita nuevas apariciones. | Media |
| Saneamiento ambiental | Retiro de basura y maleza que sirvan de refugio. | Alta si es sostenida |
| Educación comunitaria | Charlas y materiales informativos en escuelas y CDR. | Esencial para sostenibilidad |
| Monitoreo oficial | Reporte de focos a autoridades sanitarias locales. | Variable según recursos |
No obstante, las autoridades reconocen que la capacidad de respuesta es limitada, debido a la falta de insumos y la rapidez con que la especie se reproduce. Por eso, la participación ciudadana resulta clave: cada vecino informado puede prevenir un nuevo foco.
¿Qué puede hacer la población?
El control del caracol gigante africano depende en gran medida de la acción colectiva y responsable.
A continuación, algunas recomendaciones prácticas:
Identificación
- Concha grande (hasta 20 cm), en espiral, de tonos marrones con bandas oscuras.
- Cuerpo grisáceo o rosado, con una cabeza puntiaguda y tentáculos visibles.
- Suele salir tras lluvias, al amanecer o anochecer, y se agrupa en zonas húmedas.
Precauciones básicas
- No manipular nunca los caracoles con las manos desnudas.
- Usar guantes o bolsas plásticas gruesas si es necesario retirarlos.
- No permitir que niños jueguen o los utilicen como “mascotas”.
- No consumirlos ni intentar cocinarlos: no son aptos para alimentación humana.
- Lavar cuidadosamente frutas y verduras, especialmente las de huertos caseros.
Eliminación segura
- Colocar los caracoles recogidos en una solución salina o de cal durante 24 horas.
- Enterrar los restos en huecos profundos o entregarlos a brigadas sanitarias si existen.
- Evitar tirarlos a la basura doméstica: podrían sobrevivir y volver a propagarse.
Prevención en huertos y jardines
- Mantener los alrededores limpios, sin restos vegetales acumulados.
- Aplicar cal alrededor de los huertos o macetas como barrera física.
- Controlar el riego excesivo y eliminar escondites húmedos (maderas, escombros).
- Supervisar macetas nuevas o plantas traídas de otras provincias.
Voces y percepciones desde la comunidad
En Camagüey, el caracol africano no solo ha generado alarma, sino también resignación y humor.
Algunos vecinos lo describen como “el nuevo habitante del barrio”, mientras otros lo consideran una amenaza tangible que las autoridades no logran controlar.
En entrevistas locales, varias personas mencionan que se sienten desamparadas ante la falta de orientación clara: no saben si deben avisar al policlínico, al gobierno municipal o al delegado del barrio. Esta incertidumbre ha llevado a experimentos domésticos con todo tipo de sustancias —desde detergentes hasta cloro—, con riesgos adicionales para la salud y el ambiente.
También hay quienes proponen aprovechar la especie con fines alimentarios o artesanales, pero los especialistas lo desaconsejan de manera rotunda: el riesgo sanitario es demasiado alto.
El debate ha llegado incluso a las redes sociales, donde circulan fotos, memes y videos de los “gigantes” invasores.
Perspectivas y desafíos para Cuba
La experiencia internacional demuestra que erradicar completamente el caracol gigante africano es casi imposible una vez establecido, pero sí puede controlarse su expansión mediante estrategias combinadas: educación, limpieza, vigilancia y coordinación institucional.
En el contexto cubano, los desafíos principales son:
- Escasez de recursos materiales y químicos seguros.
- Falta de campañas sistemáticas de sensibilización.
- Necesidad de fortalecer la educación ambiental desde edades tempranas.
- Clima y condiciones favorables para su reproducción durante casi todo el año.
A mediano plazo, la solución pasa por un enfoque integral y comunitario:
- Integrar a universidades, centros científicos y medios locales en la vigilancia.
- Promover proyectos de investigación sobre control biológico.
- Incentivar la participación de los CDR y escuelas en labores de saneamiento.
Cuba tiene experiencia en enfrentar retos biológicos —desde mosquitos hasta marabú—, y este puede ser un nuevo terreno para demostrar la capacidad de respuesta de la población organizada.
El caracol gigante africano no es solo una curiosidad natural, sino una amenaza real para la salud, la agricultura y el entorno cubano.
Su presencia creciente en Camagüey exige vigilancia, acción coordinada y conciencia ciudadana.
Cada persona puede ser parte de la solución: identificando, informando y actuando con responsabilidad.
Si se combina la información con la cooperación, Cuba puede contener esta invasión antes de que sus consecuencias sean irreversibles.
El reto no es solo eliminar al caracol, sino construir una cultura ambiental sólida que impida que futuras especies invasoras repitan esta historia.
Preguntas frecuentes
Sí. Puede portar parásitos dañinos para la salud humana. Siempre usa guantes o bolsas plásticas si debes retirarlo.
No. Su consumo no es seguro y está desaconsejado por autoridades sanitarias.
Contacta al centro de higiene o gobierno local y evita manipularlos sin protección.
No. Hay reportes en varias provincias, aunque Camagüey es actualmente la más afectada.
Entre 5 y 9 años, dependiendo de las condiciones ambientales.
Por su enorme capacidad reproductiva y porque carece de depredadores naturales en Cuba.
Recursos útiles
- Ministerio de Salud Pública (MINSAP) – Programas de vigilancia sanitaria.
- Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
- Centros universitarios locales para reportes o estudios de campo.
- Consejos de Defensa Municipales (para saneamiento).
- Material educativo descargable: “Cómo identificar y eliminar el caracol africano”.
El problema no es solo de Camagüey ni del Estado: es de todos. La información, la prevención y la acción colectiva son las herramientas más poderosas para proteger la salud, los cultivos y la biodiversidad del país. Si ves un caracol gigante africano, no mires hacia otro lado: repórtalo, elimínalo correctamente y comparte la información.
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