En el corazón de Sweetwater, Florida, un grupo de más de 900 propietarios de casas móviles se enfrenta a una dura realidad: el desalojo forzado de sus hogares.
Este escenario se ha vuelto especialmente doloroso para Hamilton Dos Santos, quien hace solo cuatro meses liquidó todos sus ahorros, incluidos los fondos de su 401(k), para comprar un remolque de cuatro habitaciones y dos baños en el parque de casas móviles Li’l Abner. Lo que parecía ser una inversión en su futuro se ha convertido en una pesadilla.
El pasado martes, Dos Santos encontró un aviso en su buzón que confirmaba lo que ya temía: su hogar, en el que había puesto todas sus esperanzas y ahorros, ya no le pertenecía.
La empresa propietaria del parque, CREI Holdings, ha decidido cerrar permanentemente las instalaciones el próximo 19 de mayo, dejando a los residentes con poco tiempo para encontrar una solución.
La situación es alarmante. Los residentes tienen hasta esa fecha para desalojar el parque, lo que significa que podrían perder sus casas, muchas de las cuales han sido adquiridas con esfuerzo y sacrificio.
Según The Urban Group, encargados de gestionar la transición del parque, el terreno se destinará a desarrollar “viviendas asequibles y para trabajadores”, una medida que, aunque bien intencionada, no consuela a aquellos que han perdido todo.
La transformación del parque Li’l Abner es parte de un fenómeno más amplio que afecta a Miami-Dade, donde la escasez de viviendas asequibles ha llevado a un aumento en la demanda de este tipo de desarrollos.
Sin embargo, este cambio no beneficia a los actuales propietarios de casas móviles, quienes ven cómo sus activos se vuelven inútiles de la noche a la mañana. Es una inversión totalmente perdida”, lamenta Dos Santos mientras sostiene el aviso de desalojo.
Para muchos residentes, el parque Li’l Abner representaba una de las pocas oportunidades que les quedaban para adquirir una vivienda en un mercado inmobiliario cada vez más inaccesible. La creciente gentrificación y el aumento de precios han empujado a muchas familias hacia este tipo de comunidades, que ahora están siendo desmanteladas para dar paso a nuevos desarrollos.
El futuro del parque está marcado por el inminente proyecto Li’l Abner III, un nuevo edificio residencial que ofrecerá viviendas asequibles, pero que no aliviará la crisis actual para aquellos que deben abandonar sus hogares.
Está previsto que este nuevo desarrollo esté listo para 2026, pero para muchos, ese tiempo es demasiado tarde. “No tengo idea de dónde iré después”, expresa Dos Santos con preocupación.
La situación en Sweetwater es un reflejo del caos que enfrentan muchas comunidades en Florida y otras partes del país. Los desalojos masivos no solo destruyen hogares, sino que también despojan a las personas de sus ahorros y sueños.
Para aquellos como Dos Santos, que han trabajado toda su vida para conseguir un lugar al que llamar hogar, el anuncio del cierre del parque es un golpe devastador.
Además, muchos residentes han expresado su frustración ante la falta de apoyo por parte de las autoridades locales. Aunque se han organizado reuniones comunitarias para discutir la situación, las soluciones propuestas parecen ser insuficientes frente a la magnitud del problema.
Nos dicen que busquemos ayuda, pero ¿dónde? Los precios están por las nubes y no hay suficientes opciones.
comenta Rosa Martínez, otra residente afectada.
La creciente gentrificación y la falta de políticas efectivas para proteger a los inquilinos han llevado a una crisis habitacional sin precedentes en Miami-Dade.
Los desalojos no son solo un problema local; son un síntoma de una crisis más amplia que afecta a muchas ciudades en todo el país. La lucha por una vivienda asequible es más urgente que nunca.
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