En la transitada calle Duval, de Cayo Hueso, se alza un edificio que se siente como Cuba. Es el Instituto San Carlos, fundado el 11 de noviembre de 1871 por la comunidad de cubanos exiliados asentados en Cayo Hueso, y nombrado así en honor al Seminario San Carlos en Cuba.
El Instituto fue la cuna del independentismo cubano, allí José Martí lanzó su campaña de liberación contra la colonia española a la que estuvo sometida Cuba hasta finalizar el siglo XIX y contiene un viaje por la historia del arte no solo de la Isla, también de ese pedazo de Cuba que se ha construido en el exilio desde tiempos inmemoriales.
Hoy, el Instituto se encuentra inmerso en una polémica legal, que podría terminar en su cierre ¿Por qué? Ciertas incongruencias en sus escrituras hacen que se interprete como propiedad del gobierno cubano, y es por esto que pueda ser vendido para pagar una indemnización impuesta a Cuba, a favor de una víctima de Fidel Castro. Sigue leyendo, para que conozcas más de este curioso caso.
Marilyn Wiederspan es hija de un teniente del general Fulgencio Batista, durante el gobierno de este, hasta 1958 en Cuba. El teniente, llamado José Velásquez fue fusilado por pelotones de Fidel en 1959, cuando Marilyn tenía seis años. Marilyn, alegando que su padre fue detenido, torturado y posteriormente asesinado por las fuerzas de Castro, impuso en 2012 una demanda en la cual el Undécimo Circuito Judicial de Miami Dade, Florida, dictó sentencia a favor de la hija de la víctima, a quien habría que pagarle 63, 6 millones de dólares en compensación de daños más un interés anual de 4,75%.
Desde entonces, Wiederspan no ha podido cobrar la deuda. Por ello, en octubre de 2023 sus abogados pidieron al Tribunal del circuito de la Florida incluir en la sentencia la posibilidad de confiscar bienes del gobierno cubano, para de esta forma cobrar la deuda.
Es aquí donde entra el San Carlos, que desde su fundación ha sido de y para cubanos. Se construyó en tierras donadas por exiliados que huían de la colonia; en 1919 un huracán lo destruyó y el gobierno de la República donó grandes sumas de dinero para su reconstrucción.
Es en 1920 que ponen en fideicomiso algunas parcelas de tierra del Instituto, a favor de la República. Hoy día se sostiene que Cuba es titular de parte de los bienes del Instituto San Carlos, pero la administración de este es el propietario beneficiario, y así fue declarado desde 1994, cuando un grupo de personas decían ser los dueños del edificio, e igualmente pretendían arrebatárselo a la administración, que está en manos de la corporación sin ánimos de lucro “Instituto Patriótico y Docente San Carlos. Inc.”.
Aunque los abogados de Wiederspan pretenden demostrar que el edificio pertenece legalmente a Cuba, para así poder cobrar la deuda, el Departamento de Justicia (DOJ) pidió al tribunal la anulación de la sentencia, pues esta denuncia no cumple los requisitos necesarios para acusar a un estado extranjero por actos de terrorismo o daños directos. Para que una demanda de este tipo proceda, la víctima debe ser ciudadano estadounidense o contratista del gobierno.
Es decir, que aunque Cuba no está exenta de recibir denuncias en los Estados Unidos, las particularidades de este caso hacen dudar de su validez, más aun cuando la defensa de la demandante alega que la víctima era parte del ejército batistiano, el cual siempre fue financiado por el gobierno de los Estados Unidos. Además, declaran que la petición del (DOJ) está a destiempo, pues esa demanda tiene ya más de 10 años.
Lo cierto es que, de ganar Marilyn Wiederspan el litigio, corre peligro un pilar cultural de la Florida, pues en el Instituto San Carlos confluyen museo, teatro, festivales de cine e incluso cursos a estudiantes de secundaria. El edificio está valorado en 4 millones de dólares, una ínfima parte de lo que Marilyn realmente debe cobrar, tristemente, la dirección del Instituto debe aceptar la idea de la posibilidad de perderlo, y que con él, se pierdan recursos invaluables de la Cuba que creció fuera de la isla.
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