La reciente apertura de la primera sede de una universidad rusa en La Habana no ha pasado desapercibida. Detrás del acto protocolar y las declaraciones diplomáticas, se esconde un movimiento estratégico que va mucho más allá de lo académico.
¿Por qué Rusia decide apostar por la educación en Cuba en este momento? ¿Qué gana La Habana con esta colaboración? Aquí te contamos todos los detalles y el contexto que no aparece en los comunicados oficiales.
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La institución inaugurada es la Universidad Federal del Sur (SFedU), con sede principal en Rostov, Rusia. Su filial en La Habana ofrecerá programas en ciencias naturales, ingeniería, humanidades y tecnología.
Además, se impartirán cursos de idioma ruso y se preparará a los estudiantes para ingresar a universidades rusas.
Inicialmente, funcionará como una facultad preparatoria con vistas a expandirse hacia programas completos de licenciatura, maestría, posgrado y doctorado.
El acto de inauguración fue encabezado por el viceprimer ministro ruso Dmitri Chernishenko, quien aprovechó para recalcar el respaldo de Rusia al gobierno cubano en materia de soberanía, desarrollo económico y defensa.
Este mensaje fue destacado por el diario oficial Granma, subrayando una alianza que busca consolidarse también en el terreno militar.
La presencia educativa es, por tanto, un instrumento más en una estrategia de influencia que Rusia despliega en América Latina, especialmente en contextos donde busca contrarrestar sanciones internacionales y reforzar sus alianzas.
La sede universitaria fue establecida con la colaboración de la Universidad de La Habana, que cedió instalaciones de manera gratuita. Aunque esto representa una oportunidad para algunos estudiantes, también ha generado interrogantes sobre los verdaderos beneficios para la isla.
El sistema educativo cubano ha sido históricamente estatal y nacionalizado. Esta es la primera vez desde 1961 que una universidad extranjera se establece formalmente en el país, lo que representa un giro notable en la política educativa.
Además de la nueva sede, el regreso del idioma ruso a la televisión cubana y el crecimiento de centros de estudio del ruso en la isla marcan un renacimiento cultural de corte euroasiático.
Según fuentes rusas, más de 1.000 cubanos han aprendido ruso en el último año en centros impulsados por Moscú.
Este enfoque no solo apunta a formar profesionales, sino también a cultivar una visión del mundo alineada con los intereses del Kremlin, como ya se intentó durante la época soviética.
A partir de septiembre de 2025, se prevé la apertura formal del ciclo académico, con programas en áreas como pedagogía, informática y ciencias de la computación.
También se planean programas de doble titulación y cursos adaptados para hispanohablantes, con el objetivo de integrar a los cubanos al sistema universitario ruso sin que tengan que emigrar.
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