En un giro que podría redefinir el panorama político de Estados Unidos, una corte de apelaciones federal decidió desestimar el caso contra el presidente electo Donald Trump sobre el manejo indebido de documentos clasificados en su residencia de Florida.
La medida, tomada por el Tribunal de Apelaciones del Undécimo Circuito, ha despertado debates sobre la inmunidad presidencial y la polarización en la justicia.
El fiscal especial Jack Smith solicitó el retiro del caso argumentando que la normativa del Departamento de Justicia impide procesar a un presidente en funciones. Esta decisión se tomó tras la victoria electoral de Trump el pasado 5 de noviembre, lo que técnicamente le otorga inmunidad judicial según precedentes establecidos por el Tribunal Supremo.
La corte también dejó fuera de esta decisión a los coacusados Waltine Nauta y Carlos de Oliveira, quienes seguirán enfrentando cargos relacionados con el mismo caso.
Este fallo se suma al cierre reciente de otro proceso penal contra Trump por su presunta interferencia en los resultados de las elecciones de 2020 y el asalto al Capitolio.
Trump, quien ha calificado estos procesos como una “persecución política sin precedentes”, celebró la noticia como una victoria no solo personal, sino para el Estado de derecho en Estados Unidos.
En un mensaje en su plataforma social, afirmó: “Fue un secuestro político […] pero perseveré y GANÉ”. Durante su campaña electoral, prometió tomar medidas drásticas contra los responsables de los casos en su contra, incluyendo el despido de Smith.
Su equipo de comunicaciones describió el fallo como un paso hacia la despolitización del sistema judicial, buscando reconciliar a un país dividido por años de enfrentamientos legales y políticos.
El abandono de estos casos marca un triunfo significativo para Trump en su camino hacia una nueva presidencia. Sin embargo, también plantea preguntas importantes sobre los límites de la inmunidad presidencial, la imparcialidad del sistema judicial y las futuras consecuencias políticas.
El desenlace de este episodio es solo un capítulo en una narrativa más amplia que podría definir los años venideros en la política estadounidense. ¿Será esto un catalizador para unir al país o profundizará las divisiones existentes? Solo el tiempo dirá.
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