
Desde este 18 de diciembre, el sistema cambiario en Cuba volvió a moverse. No fue un ajuste menor ni un simple anuncio técnico: el Banco Central redefinió la forma en que el peso cubano se relaciona oficialmente con las principales divisas, en un contexto marcado por una brecha creciente entre el mercado estatal y el informal.
El cambio llega después de meses de tensiones acumuladas en precios, remesas, turismo y operaciones financieras cotidianas, y abre una pregunta clave que hoy se hacen millones de personas dentro y fuera del país: ¿qué implica realmente esta nueva tasa oficial y cómo puede impactar en la economía diaria?
Más allá de los números, esta decisión introduce un nuevo punto de referencia para bancos, casas de cambio, empresas y ciudadanos, y podría modificar la manera en que se calculan pagos, conversiones y costos en moneda nacional.
Indice
Durante años, el sistema cambiario en Cuba ha funcionado con múltiples tasas de cambio coexistiendo al mismo tiempo, una situación que fue acumulando distorsiones económicas difíciles de sostener. Mientras existía una tasa oficial para determinadas operaciones estatales, en la práctica la población y buena parte del sector productivo tomaban decisiones basadas en referencias muy distintas.
La escasez de divisas en los canales oficiales, la caída de ingresos externos y el aumento sostenido de la demanda de moneda extranjera empujaron a muchas personas y negocios hacia mecanismos informales de compra y venta, donde el valor del dólar y el euro se fue alejando cada vez más del tipo de cambio reconocido por el Estado.
Esta brecha no solo impactó en quienes necesitaban divisas. También influyó directamente en:
Con el tiempo, el tipo de cambio oficial dejó de reflejar las condiciones reales del mercado, lo que generó desalineaciones contables y financieras tanto en empresas estatales como en actores no estatales. En ese contexto, mantener una tasa rígida se volvió cada vez más costoso para el funcionamiento de la economía.
El nuevo ajuste anunciado por el Banco Central se produce, precisamente, en este escenario: una economía donde el peso cubano perdió capacidad de referencia, y donde la distancia entre lo oficial y lo real terminó condicionando casi todas las operaciones económicas relevantes.
El anuncio del Banco Central marca un cambio formal en la referencia cambiaria oficial del país. A partir de esta decisión, el tipo de cambio deja de ser una cifra fija desconectada del mercado y pasa a responder a un nuevo esquema de cálculo, pensado para reflejar con mayor realismo las condiciones económicas actuales.
La medida establece una tasa oficial de referencia para las principales divisas, que sirve como base para:
Este valor no es el mismo que se aplica directamente al público en las casas de cambio. Su función principal es actuar como ancla oficial del sistema, sobre la cual se construyen otros precios derivados.
A partir de esa tasa oficial, CADECA aplica márgenes diferenciados de compra y venta. Esto significa que:
Ese diferencial no es casual. Responde a:
En la práctica, esto define el precio real al que la población interactúa con el mercado oficial, mientras la tasa del Banco Central funciona como punto de partida técnico.
Más allá del valor concreto fijado, lo relevante del anuncio es que se reconoce oficialmente una brecha que antes no se reflejaba. El nuevo esquema admite que el tipo de cambio debe ajustarse a condiciones más cercanas al mercado y no mantenerse artificialmente estable durante largos períodos.
Esto no significa una liberalización total del mercado cambiario, pero sí introduce una flexibilización controlada, donde el tipo de cambio oficial deja de ser puramente administrativo y pasa a tener un vínculo más directo con la realidad económica.
Con el nuevo esquema ya en vigor, el sistema cambiario cubano pasa a manejar dos niveles de referencia claramente diferenciados: la tasa oficial del Banco Central y las tasas operativas de CADECA para el público.
Entender esta diferencia es clave para no confundirse al momento de cambiar dinero o hacer cálculos económicos.
La tasa fijada por el Banco Central funciona como valor de referencia institucional. Es la que se utiliza para:
En este nuevo escenario, la autoridad monetaria establece que:
Estos valores no son los que recibe directamente la población al cambiar efectivo, pero sí marcan el centro del sistema.
Las casas de cambio estatales operan con precios distintos según la operación, aplicando un margen sobre la tasa oficial.
En este primer momento, CADECA establece:
#advanceampadstable0#El margen entre la tasa oficial y la aplicada por CADECA responde a varios factores:
En la práctica, estas cifras determinan el precio real al que una persona puede acceder o desprenderse de divisas en el mercado oficial, y son las que impactan directamente en el bolsillo.
La actualización de la tasa oficial no es solo un ajuste técnico. En la práctica, redefine cómo se calculan valores clave en la economía cubana y modifica los incentivos de personas, empresas y entidades estatales frente al uso de divisas.
Uno de los efectos inmediatos es que el tipo de cambio oficial se acerca más a las referencias que ya utilizaba la población en la vida cotidiana. Durante mucho tiempo, muchas decisiones económicas se tomaban mirando precios informales, aun cuando oficialmente existían otros valores muy distintos. Con este cambio, esa distancia se reduce.
Al elevar la tasa oficial, el peso cubano pierde valor nominal frente a las divisas, pero gana coherencia como unidad de cuenta. Esto tiene impacto en:
En términos simples, muchos precios que ya estaban implícitamente calculados con una tasa más alta ahora encuentran respaldo en una referencia oficial.
El nuevo esquema también modifica los incentivos:
Esto no implica que el mercado informal desaparezca, pero sí puede alterar su dinámica y el volumen de operaciones, al menos en el corto plazo.
Desde el punto de vista institucional, la medida envía una señal clara:
Para quienes reciben remesas, trabajan con divisas o dependen de precios referenciados en moneda extranjera, este cambio puede significar reajustes inmediatos en ingresos y gastos, tanto positivos como negativos según el caso.
Durante años, el mercado informal de divisas funcionó como la verdadera referencia práctica para millones de personas en Cuba. Aunque no era reconocido oficialmente, sus precios terminaban influyendo en casi todas las decisiones económicas cotidianas, desde la fijación de precios hasta el valor real de un salario.
Con la nueva tasa oficial, la distancia entre ambos mercados se reduce de forma significativa, pero no desaparece.
Antes del ajuste, la diferencia entre la tasa oficial y la informal era tan amplia que convertía al tipo de cambio estatal en una referencia meramente nominal. Ahora, al moverse la tasa oficial hacia valores más altos, el sistema reconoce parcialmente el precio real de la divisa.
Sin embargo:
Esto implica que ambos mercados seguirán coexistiendo, aunque con una relación distinta a la de etapas anteriores.
El comportamiento del mercado informal dependerá de varios factores:
En el corto plazo, pueden darse:
Para la gente común, la comparación es clara:
El ajuste de la tasa oficial no se queda en el plano técnico. Tiene efectos concretos en la forma en que las personas reciben dinero, pagan servicios y calculan sus gastos cotidianos.
Para quienes reciben remesas, la nueva tasa introduce un cambio importante en la conversión a pesos cubanos:
Esto no significa que todas las remesas se beneficien de igual manera, pero sí que el cálculo en moneda nacional parte de una referencia más realista.
En el caso del turismo, el nuevo tipo de cambio influye en:
Para los visitantes, la tasa oficial más elevada implica que cada dólar o euro rinde más pesos cubanos, aunque el acceso y las condiciones de cambio siguen dependiendo del canal utilizado.
En el ámbito doméstico, el impacto puede sentirse en:
Muchos precios que ya estaban implícitamente dolarizados ahora encuentran respaldo en una tasa oficial más cercana a la realidad, lo que puede transparentar costos, aunque no necesariamente abaratar la vida cotidiana.
La nueva tasa de cambio oficial entra en vigor a partir del 18 de diciembre de 2025 y se aplica en el sistema financiero y cambiario del país desde esa fecha.
No. La tasa del Banco Central funciona como referencia oficial, mientras que CADECA aplica precios distintos de compra y venta, con un margen sobre ese valor.
Si vendes divisas en CADECA, recibes un valor inferior a la tasa oficial, ya que se utiliza el precio de compra fijado por la casa de cambio.
Para comprar divisas en CADECA se aplica el precio de venta, que es superior a la tasa oficial del Banco Central.
No. El mercado informal continúa existiendo. La nueva tasa reduce la brecha, pero no elimina las causas que sostienen la informalidad, como la oferta limitada de divisas en el canal oficial.
La nueva tasa sirve como referencia para operaciones dentro del sistema financiero, pero no cambia la denominación de las cuentas en divisas ni convierte automáticamente saldos a pesos cubanos.
Sí. Al tratarse de un esquema más flexible, la tasa oficial puede ser ajustada en el futuro en función de las condiciones económicas y financieras del país.
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