En un anuncio que sacudió a la industria aérea, Spirit Airlines, conocida por sus tarifas ultrabajas y su enfoque en el viajero con presupuesto limitado, se declaró en bancarrota este lunes.
La aerolínea, que opera principalmente en Estados Unidos, el Caribe y Latinoamérica, se ha visto abrumada por una montaña de deudas y la creciente presión de la competencia, lo que finalmente la llevó a solicitar protección bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos.
A pesar de esto, el director ejecutivo de Spirit, Ted Christie, dio tranquilidad a los clientes y tenedores a través de una carta abierta. Según el directivo, “lo más importante que hay que saber es que se puede seguir reservando y volando ahora y en el futuro”. Añadió que los clientes podrán utilizar boletos, créditos y puntos de fidelidad “con normalidad”.
La noticia revela una situación financiera precaria que se ha venido desarrollando durante meses. Por ejemplo, sus acciones han caído hasta en un 90% en lo que va de 2024.
La debacle financiera va asociada a un retiro de motores que inhabilitó el funcionamiento de más de una decena de sus aviones, así como al aumento del costo de partes y piezas después de la pandemia de la Covid-19 y la adquisición frustrada por JetBlue Airways, compañía que pretendía comprar a Spirit hasta que juez lo impidió por la ley antimonopolio.
Además, Spirit Airlines acumula la sorprendente deuda de 1 100 millones de dólares, la cual aspira a renegociar para el año próximo y así tener más tiempo para reacomodar sus finanzas. Desde 2019 no tiene ganancias y solamente en el semestre de enero a junio del presente año ha perdido más de 335 millones de dólares.
La presión de la deuda, según los informes, se ha convertido en un lastre que impedía a la compañía invertir en la renovación de su flota y en la mejora de la experiencia del cliente, dos áreas cruciales en un mercado cada vez más competitivo.
Aun así, es importante saber que la declaración de bancarrota no significa necesariamente el fin de Spirit Airlines. Bajo la protección del Capítulo 11, la aerolínea podrá reestructurar sus deudas y negociar con acreedores para alcanzar un plan de reorganización que le permita continuar operando.
Este proceso, sin embargo, es complejo y puede prolongarse durante meses, incluso años. Durante este período, se espera que Spirit Airlines continúe ofreciendo vuelos, aunque es probable que experimente algunos cambios operacionales mientras se lleva a cabo la reestructuración.
Hasta el momento, en su intento de salir de la crisis, ha vendido decenas aviones con el fin de recaudar capital. Justamente, en tiempos recientes, transfirió 23 aviones Airbus a la compañía GA Telesis para así recaudar 519 millones de dólares.
Con un contexto así, para los viajeros que ya tienen boletos reservados con Spirit Airlines, la situación genera incertidumbre. Si bien la aerolínea ha asegurado que los vuelos continuarán operando, es recomendable que los pasajeros consulten directamente con la compañía para obtener información actualizada sobre sus reservas. La posibilidad de cancelaciones o cambios de itinerario no puede descartarse durante el proceso de reestructuración.
El impacto en los empleados de Spirit Airlines también es una preocupación importante. De momento, la compañía anunció su plan despedir a unos 330 pilotos a inicios del 2025, luego de ya haber liberado a 200 en el pasado mes de septiembre. Incluso, los analistas esperan que la aerolínea tenga que reducirse aún más en bancarrota para controlar los costos.
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