Las cooperativas agrarias en Cuba enfrentan una serie de desafíos estructurales y financieros que ponen en peligro su desarrollo y sostenibilidad. Aunque el cooperativismo es visto como una vía para potenciar la economía cubana, los problemas internos que enfrenta el sector agrario sugieren una urgente necesidad de reforma.
¿Cuáles son las principales barreras que impiden el avance de estas cooperativas y qué soluciones están sobre la mesa?
Uno de los mayores obstáculos que enfrentan estas cooperativas es la falta de acceso a financiamiento adecuado, tanto a nivel nacional como internacional. Durante la XV Convención Internacional de Cooperativismo (COOPERAT 2024), se destacó que no existen mecanismos claros para otorgar créditos en divisas a las cooperativas, lo cual limita su capacidad de inversión en insumos, maquinaria y tecnología necesarias para el desarrollo agrícola.
Esto se agrava por la escasez de efectivo para operaciones diarias, particularmente en las campañas de cosecha, que dificultan la continuidad y productividad de las fincas.
Otro reto significativo es la ineficiencia en las cadenas de valor. Los pagos tardíos y la falta de bancarización en muchas áreas rurales complican las transacciones y ralentizan el flujo económico en el sector.
Además, el acceso desigual a las tecnologías de pago digital en las zonas productivas pone a los pequeños agricultores en desventaja, pues muchos dependen aún del pago en efectivo, algo que no siempre es viable en el contexto actual de la economía cubana.
La falta de autonomía local en la adquisición de insumos y equipos agrícolas también es un problema recurrente. Los mercados de insumos a menudo están desabastecidos o ofrecen productos a precios inasequibles para los productores locales, limitando su capacidad para mejorar las condiciones de producción y, por ende, su competitividad.
Además, la burocracia presente en las instituciones que gestionan el cooperativismo en Cuba sigue siendo un factor limitante para el sector.
En cuanto a las posibles soluciones, las autoridades y expertos en COOPERAT 2024 propusieron medidas como la creación de plataformas de comercio electrónico en divisas que permitan a los productores acceder a insumos nacionales e internacionales.
También se hizo un llamado a reducir la burocracia, ampliar la autonomía de gestión y facilitar el acceso a la “banca verde” para apoyar iniciativas agropecuarias sostenibles.
Los problemas que enfrentan las cooperativas agrarias cubanas reflejan la necesidad urgente de una reforma estructural que permita desbloquear su potencial. Si bien la falta de financiamiento y los desafíos tecnológicos son barreras significativas, también se vislumbran oportunidades, como el desarrollo de normativas que faciliten el emprendimiento agrario y el acceso a recursos.
Con las reformas adecuadas, el cooperativismo podría convertirse en una herramienta eficaz para revitalizar la producción agraria y, con ello, fortalecer la seguridad alimentaria en el país.
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