Si tu empresa depende de combustible para operar, es posible que ya estés familiarizado con las tarjetas prepagadas de combustible. Pero, ¿sabías que las regulaciones recientes podrían cambiar la forma en que las gestionas?
Según el Decreto 110/2024, publicado en la Gaceta Oficial de Cuba, se han establecido nuevas normativas para el uso de estas tarjetas, lo que afecta tanto a las empresas como a los individuos que las utilizan para abastecer sus vehículos y equipos.
Estas regulaciones no solo afectan el manejo de las tarjetas, sino también lo que ocurre si estas se pierden o se usan incorrectamente. ¿Cómo impactarán estas nuevas reglas a tu empresa? Te lo contamos aquí.
Indice
Las tarjetas prepagadas de combustible son una herramienta utilizada por las empresas para administrar el consumo de combustible de sus vehículos y equipos. Estas tarjetas permiten a las empresas realizar compras de combustible de manera controlada, ya que se cargan con una cantidad determinada de dinero, lo que facilita la gestión del gasto en combustibles.
Las empresas pueden asignar estas tarjetas a los vehículos o equipos específicos, asegurando un uso adecuado y evitando malgastar recursos.
Según el Decreto 110/2024, las tarjetas prepagadas de combustible están ahora sujetas a regulaciones más estrictas, con el fin de garantizar su buen uso y evitar fraudes o abusos. A continuación, se detallan los principales puntos que las empresas deben tener en cuenta:
Cada tarjeta de combustible debe estar asociada a un vehículo o equipo específico. Las empresas deberán asegurarse de que cada tarjeta esté vinculada correctamente a los responsables del consumo, garantizando que los registros de uso sean claros y transparentes.
¿Qué sucede si una tarjeta prepagada se pierde o es mal utilizada? El Decreto establece que, en estos casos, las empresas deben tomar acciones inmediatas para bloquear la tarjeta perdida y proceder con su reemplazo.
Además, en caso de que se detecte mal uso o fraude, las autoridades correspondientes pueden tomar medidas disciplinarias, lo que incluye multas o sanciones para las entidades responsables del mal manejo de las tarjetas.
El Decreto también exige un control riguroso del uso de estas tarjetas. Las empresas deben registrar todas las operaciones realizadas con las tarjetas prepagadas, asegurándose de que cada transacción esté documentada.
Esto incluye la presentación de informes contables y el análisis de los movimientos de combustible en cada tarjeta, para evitar irregularidades y garantizar la correcta utilización de los recursos.
Las tarjetas prepagadas deben ser custodiadas de manera segura. La empresa es responsable de garantizar que solo los empleados autorizados tengan acceso a las tarjetas. Además, las tarjetas no deben dejarse sin control en vehículos o lugares públicos, ya que esto aumenta el riesgo de pérdida o mal uso.
Si se detectan irregularidades en el uso de las tarjetas, como descargas excesivas de combustible o cargos inusuales, se llevará a cabo una auditoría interna. Dependiendo del resultado de la investigación, las autoridades podrán imponer sanciones a la empresa, que van desde multas hasta la suspensión de acceso a futuras recargas de combustible.
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