Desde una celda en Bayamo, Cuba, un ciudadano italiano condenado a 25 años de prisión por el asesinato de una adolescente cubana en 2010 clama por justicia. Simone Pini, de 56 años, ha pasado más de 14 años en una prisión cubana y recientemente ha enviado una carta a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en la que asegura ser inocente y ruega por su intervención para regresar a Italia.
Pero, ¿es realmente inocente o se trata de una desesperada maniobra para conseguir su libertad?
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En mayo de 2010, la joven Lilian Ramírez Espinosa, de solo 12 años, falleció durante una fiesta en Bayamo, donde participaban tanto italianos como cubanos. La niña, que sufría de asma, entró en crisis respiratoria y, en lugar de recibir ayuda médica, fue trasladada y abandonada en un campo donde fue encontrada sin vida días después.
Poco después, la policía arrestó a Pini y a otros dos italianos, Angelo Malavasi y Luigi Sartorio, acusándolos de ser responsables de su muerte.
En su carta a Meloni, Pini relata su sufrimiento en la prisión cubana y proclama con firmeza que el día del crimen él no estaba en Cuba, sino en Florencia, Italia.
Gracias a una reforma constitucional cubana en 2022, Pini pudo obtener sus registros migratorios, los cuales, según él, demuestran que estaba en Italia el día del asesinato y que no llegó a Cuba hasta 11 días después. “Ahora tengo las pruebas en mis manos”, afirma en la carta.
Pini también denuncia que durante su juicio nunca tuvo la oportunidad de presentar estos documentos, lo que, según él, habría demostrado su inocencia desde el principio. Este descubrimiento ha reavivado las esperanzas de su familia y abogados, quienes ahora confían en que estas nuevas pruebas ayuden a que el caso sea reabierto y a que Pini pueda regresar a Italia.
Desde su arresto, Pini y sus compañeros han defendido su inocencia, afirmando que el proceso judicial estuvo plagado de irregularidades. Malavasi y Sartorio también han reclamado su inocencia, alegando que fueron víctimas de un complot y que fueron torturados por las autoridades cubanas para obtener confesiones. Luigi Sartorio fue liberado por razones de salud, pero Pini y Malavasi siguen cumpliendo sus condenas en Cuba.
En su carta, Pini implora a Meloni que intervenga para que pueda cumplir su condena en Italia, tal como lo permite la ley cubana que estipula que los extranjeros no residentes pueden ser liberados y expulsados del país tras cumplir la mitad de su condena. A pesar de cumplir con los requisitos de buen comportamiento, su solicitud ha sido denegada en varias ocasiones sin explicación alguna.
El caso de Simone Pini ha atraído la atención tanto en Italia como en Cuba, y su familia sigue luchando por su repatriación, confiando en que la nueva evidencia migratoria pueda cambiar el destino de este prisionero que sigue clamando por su libertad.
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