Mientras la narrativa oficial insiste en minimizar la crisis, un estudio independiente realizado por sociólogos dentro de Cuba ha sacado a la luz una verdad desgarradora: al menos el 25% de la población cubana se acuesta sin cenar al menos una vez por semana. La cifra, respaldada por testimonios recogidos en varias provincias, pone rostro a una tragedia cotidiana que se vive en silencio.
La encuesta fue elaborada de forma anónima, en entornos seguros, para proteger tanto a los participantes como a los investigadores, debido al carácter sensible del tema. La conclusión: el hambre no es una excepción, sino una rutina para millones de cubanos.
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El principal detonante de esta crisis alimentaria es la combinación de una inflación descontrolada, una profunda escasez de productos básicos y el colapso de la producción agrícola.
Los salarios en moneda nacional no alcanzan para comprar los pocos alimentos disponibles en el mercado informal o en las tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible).
El modelo agrícola estatal ha colapsado. Muchos campesinos enfrentan dificultades para acceder a fertilizantes, combustible o insumos básicos. Como consecuencia, los mercados agropecuarios están cada vez más desabastecidos, y los precios se disparan incluso para productos locales como plátanos, boniatos o huevos.
El estudio también revela que el 62% de los encuestados experimenta ansiedad diaria relacionada con la comida. No se trata solo de la ausencia de alimentos, sino de la incertidumbre constante sobre qué comerán al día siguiente.
En barrios de La Habana, Santiago de Cuba y Holguín, las entrevistas recogen frases como “desayuno con agua con azúcar” o “solo como lo que cae del cielo”. El hambre, más allá de lo físico, ha penetrado en la salud mental de la población.
Pese a la contundencia de los datos, el régimen cubano no ha emitido comentarios sobre los resultados del estudio. Este silencio contrasta con la creciente ola migratoria.
Según datos compartidos en foros internacionales como Reddit, Cuba ha perdido cerca del 24% de su población en las últimas décadas, principalmente por razones económicas y humanitarias.
El hambre se suma a la lista de motivos que impulsan a miles de cubanos a emigrar, incluso arriesgando la vida en el mar o en peligrosas rutas terrestres hacia Estados Unidos o América Latina.
El estudio indica que el 25% de los cubanos se acuesta sin cenar al menos una vez por semana, y el 62% sufre ansiedad diaria por la comida.
Un grupo de sociólogos cubanos, de forma anónima, realizó la investigación para evitar represalias, sin respaldo oficial ni publicación estatal.
La inflación, el colapso agrícola, la falta de insumos y la escasa producción nacional son los principales factores, junto con un sistema económico ineficiente.
Hasta ahora, no ha habido declaraciones oficiales del régimen sobre el estudio ni sobre la crisis alimentaria.
Sí. El hambre y la inseguridad económica son factores clave que empujan a muchos cubanos a abandonar el país en busca de mejores condiciones.
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