La nueva política gubernamental de Estados Unidos se encuentra inmersa en un proyecto de reestructuración que incluye la reducción de la fuerza laboral, recortes masivos presupuestarios, eliminación de asistencias consideradas “innecesarias” por Donald Trump, y a todas estas, el Seguro Social también se verá afectado.
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La reciente creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) por el presidente estadounidense, bajo el liderazgo de Elon Musk, está revolucionando todo el orden interno de las operaciones federales.
El objetivo de todas estas modificaciones radica en garantizar un mejor funcionamiento político administrativo, para lo que se tomó la decisión de iniciar despidos masivos a trabajadores federales, pausar la asistencia financiera de algunos programas sociales para evaluar la necesidad de su implementación, e incluso, ahora entra en juego una nueva propuesta de cheque de estímulo DOGE que supuestamente ayudará a la recuperación económica de la deuda nacional.
A raíz de todas estas modificaciones para reducir los costos de inversión del gobierno norteamericano, la Administración del Seguro Social no está exenta de sufrir afectaciones, por lo que habrá una interrupción temporal en el pago a los beneficiarios.
De acuerdo a las opiniones expertos y analíticos, la decisión de los despidos y recortes de fuerza laboral podría afectar gravemente la capacidad operativa de a SSA.
Trump prevé eliminar al menos 4 mil puestos de la administración, lo que a su vez genera un incremento en la carga de trabajo y, por tanto, retrasa el procesamiento de pagos.
Todo esto, como en una cadena de consecuencias, abre paso a una suspensión de los beneficios del SSA por un periodo estimado de 90 días, lo que deriva en una afectación considerable para millones de beneficiarios que dependen de estos ingresos en la cobertura de sus necesidades básicas.
Si bien la reducción de personal implica una presión en las operaciones de la SSA, el aumento de la demanda implica mayor trabajo con menos empleados, y una posible saturación operativa.
El excomisionado y exgobernador de Maryland -Martin OʼMalley- emitió recientemente algunas declaraciones al respecto y señaló:
“En última instancia, va a existir un colapso del sistema y una interrupción de los beneficios. Creo que esto lo veremos en los próximos 30 a 90 días. La gente debería empezar a ahorrar ahora”.
La Administración del Seguro Social lleva más de 8 décadas efectuando pagos de manera ininterrumpida, sin embargo, los nuevos obstáculos para la eficiencia operativa, sumado a las dificultades financieras, ponen en peligro las operaciones asistenciales.
Cabe resaltar que, de acuerdo a las estadísticas de análisis financiero, para el 2035 los fondos presupuestarios del SSA podría agotarse, lo que agrava aún más la situación.
En tal sentido, los impuestos serían suficientes para cubrir únicamente el 75 por ciento de los beneficios en programación, según señala la Junta de Fideicomisarios del Seguro Social.
La repercusión de afectación no solo sería a los beneficiarios del Seguro Social, sino que también tendría efectos adversos en la economía estadounidense y el nivel del Producto Interno Bruto (PIB).
Por otra parte, la población estadounidense se alarma frente a este panorama, no solo por la cancelación de pagos, sino por la consideración del presidente como “gastos innecesarios” cuando el Seguro Social beneficia a más de 67 millones de estadounidenses.
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