El Callejón de Hamel como su nombre lo indica es un callejón de la barriada de Cayo Hueso que a inicios del siglo XX fue adquirido por el norteamericano de origen franco alemán Fernando Belleau Hamel. En sus primeros tiempos fue un negocio de materias primas y fundición donde trabajaban chinos y negros, a los que les fabricó en esa zona sus viviendas.
En el año 1990 surge el proyecto artístico ligado a la cultura afrocubana en una calle común y corriente donde gracias al ingenio de Salvador González Escalona se inunda el callejón de Hamel de colorido por doquier. Gran cantidad de pinturas, murales, esculturas y el sonido permanente de los tambores que emanan rumba de la buena.
Arte en la calle, rumba en la calle, mucho rafta, aquí se rinde tributo a la cultura afrocubana y se pueden apreciar esculturas confeccionadas con restos de bicicletas y bañaderas viejas, ahora relucientes y llenas de colorido. Aquí se destila puro folklore. Agrupaciones de todo tipo dedicadas a la música afro, conjunto de mujeres rumberas, mucha música y mucho baile. También en el Callejón de Hamel existe un Nganga que es el lugar sagrado para la celebración de los ritos de la religión de Palo Monte.
Sitio muy popular de Centro Habana con un variado público, un lugar de encuentro de familias enteras y de los que gustan del sonido de los tambores acompañado con un buen trago de ron, en plena tarde donde el sol arde y la temperatura arriba a los 30 grados. A solo 100 metros de la popular calle San Lázaro.
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