La escasez de gas licuado en Cuba se ha convertido en una crisis energética y social sin precedentes. Aunque buques cargados con este combustible esperan frente a las costas cubanas, las cocinas de millones de hogares permanecen apagadas o improvisadas con leña y carbón.
La incertidumbre, los rumores y el mercado informal agudizan una situación que ya lleva más de 50 días sin solución a la vista.
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Desde marzo, el suministro de gas licuado —principal fuente de cocción para más de 1,7 millones de clientes— se encuentra suspendido en gran parte del país. Las provincias de Sancti Spíritus, Las Tunas, Ciego de Ávila y La Habana reportan ciclos de venta detenidos o que se extienden hasta dos meses.
La Empresa de Gas Licuado ha reconocido la falta de inventario y culpa al retraso en las importaciones, dificultades financieras y aumento del precio internacional del gas (que subió un 39% en los últimos seis meses).
Mientras las autoridades afirman que “no hay gas ni se sabe cuándo habrá”, el investigador Jorge Piñón, desde el Instituto de Energía de la Universidad de Texas, ha rastreado al menos cuatro buques con GLP (gas licuado de petróleo) asociados a Cuba:
La falta de explicación oficial sobre por qué estos buques no descargan o no se distribuye su contenido solo aumenta el malestar social y la desconfianza pública.
En las calles circulan teorías que van desde la venta futura exclusiva en dólares hasta la suspensión del servicio hasta 2026. Las autoridades han salido a desmentir estas versiones, pero sin ofrecer fechas ni planes claros de reanudación.
Esto ha dejado a la población en un limbo informativo donde los anuncios oficiales se perciben lejanos y poco útiles frente a una necesidad básica insatisfecha.
El resultado de esta crisis energética ha sido el regreso masivo al uso de leña o carbón para cocinar, lo que genera nuevos problemas:
En palabras de un usuario tunero: “Nos dicen que resistamos creativamente, pero lo que hay es hambre y humo en la casa”.
En paralelo, la Empresa de Gas Manufacturado anunció cortes de servicio por mantenimiento en municipios capitalinos como Playa y Marianao. Aunque son interrupciones planificadas, empeoran la ya frágil estabilidad energética del país.
No hay una fecha oficial. Las autoridades afirman que esperan una próxima importación, pero sin calendario definido.
Las autoridades han negado que se planee una venta exclusiva en divisas, aunque el temor persiste por precedentes en otros productos básicos.
Se han identificado al menos cuatro: Eugenia Gas, Pastorita, Emilia y Fortunato. Todos estarían relacionados con cargamentos de GLP para Cuba.
La mayoría recurre al carbón vegetal o la leña, opciones costosas y limitadas. Algunos también usan cocinas eléctricas, pero los apagones dificultan su uso.
Aunque varía por provincia, la falta de suministro es generalizada. Algunas zonas reciben una balita cada dos meses; en otras, el servicio está totalmente detenido.
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