En los últimos días se ha vuelto frecuente escuchar de feminicidio en Cuba, y es que los casos de odio contra la mujer van en aumento. También la violencia en sus distintas expresiones, hasta el punto en que recientemente una joven fue asesinada a puñaladas, a plena luz del día, en una calle de La Habana.
Según reportan familiares y amigos, la víctima se llamaba Dianelis Veloz, quien encontró la muerte, sin esperarlo, mientras caminaba en un día soleado por las calles de su ciudad.
De acuerdo a los testigos, el lunes 28 de octubre Dianelis despertó temprano para llevar a sus hijos a la escuela, el centro de educación primaria Reinel Páez, del capitalino municipio Cerro.
Al salir de la instalación fue interceptada por su ex pareja. Luego de acaloradas discusiones, el hombre arremetió contra ella con un arma blanca, propiciándole varias puñaladas en su cuerpo, una de ellas en el cuello, la cual resultó mortal.
Los familiares de la víctima, a través de redes sociales y medios independientes, dieron a conocer que el asesino lleva el nombre de Johnny González.
Luego del lamentable suceso, el primer reporte de la ubicación de Johnny fue en una instalación hospitalaria de la capital, pues llegó allí para recibir servicios de urgencia y acabó siendo intervenido quirúrgicamente.
En un caso tan tumultuoso y del que no se tienen declaraciones policiales ni médicas, se desconoce aún si las lesiones con las que llegó el asesino al hospital resultaron del propio enfrentamiento con su exmujer, o si las recibió de manos de algún familiar o amigo de Dianelis como resultado de un acto de venganza.
Según explican algunos testigos del suceso, tras encontrarse en la calle Dianelis y su exnovio discutían “por un dinero”, el cual la joven aseguraba tener en buen resguardo en casa.
El asesino, por algún motivo, aprovechó la ocasión para acercarse a su víctima, darle un abrazo, y luego arremeter contra ella a puñaladas.
Casos como los de Dianelis no son aislados en Cuba. En lo que va de año, reportan plataformas y observatorios feministas, han muerto al menos 40 mujeres víctimas del feminicidio. Mientras la tendencia aumenta, la justicia sigue tratando a los bárbaros como unos asesinos cualesquiera, como si no hubiera detrás un crimen de odio.
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